Lo extrañaron. Lionel Messi intentó ser la pieza desequilibrante del equipo y por momentos quedó expuesto a las faltas de los defensores brasileños. La Albiceleste lo extrañó.

Por ser considerado el mejor jugador del mundo, siempre se espera de él mucho más de lo que da. Si bien la Selección Argentina llegó hasta las semifinales sin depender plenamente de su juego, anoche por fin pudo mostrar su mejor versión en esta Copa, pero fue por momentos, y de esa manera la Selección Argentina no pudo consumar el objetivo. Lionel Messi intentó encenderse ante Brasil, una de las potencias de la Copa, pero no logró brillar y llegar a esa "messi-dependencia" que en otras ocasiones era bandera para clasificar a Argentina a otra fase. 

La mejor versión del rosarino se vio en el último cuarto del primer tiempo. Fue allí donde el "Diez" jugó e hizo jugar, incluso desperdició jugadas de pelota parada. A los 30 lo tuvo con un tiro libre que desvió Aguero. Messi comenzó a desequilibrar y en los pies de él se posaron todas las esperanzas de Argentina. Minutos después, una jugada individual de él por el sector derecho encontró al "Kun" nuevamente, pero el delantero se vio impedido de definir ante la marca de Marquinhos. En el complemento la ventaja de un gol no fue impedimento para que los dirigidos por Scaloni comenzaran apostando todo al ataque. Iban 5 cuando llegó nuevamente: Martinez por el centro jugó con Messi que de espaldas al arco abrió para De Paul, pero el volante remató como venía y mandó la pelota por encima del travesaño en una chance única que quizás hubiese cambiado el desenlace. Messi otra vez tuvo su chance de tiro libre a los 20. El rosarino se paró firme y ejecutó al palo derecho de Alisson, la pelota iba al ángulo pero el arquero le ahogó el grito. Después del gol de Firmino, Messi no volvió a ser el Messi que todo el mundo esperaba. El jugador del Barcelona terminó por apagarse ante la impotencia de todo un equipo que nuevamente lo volvió a extrañar.


Golpeado
 

Messi sufrió un duro golpe de Casemiro que fue ignorado y provocó la bronca del cuerpo técnico recriminándole al árbitro. Se pararon los suplentes de ambas selecciones y se cruzaron: Guido Pizarro fue uno de los que peor se puso con sus pares del equipo de Tité, cuando empezó a intercambiar señas e insultos.