Lionel Messi frotó la corona y le alcanzaron los 45 minutos del primer tiempo para convertir un gol, hacer otro que el árbitro le anuló vía VAR por una mano que no existió, recibir un patadón para un penal que le cedió a su amigo Luis Suárez y conseguir la clasificación del Barcelona a los cuartos de final de la Champions League después de derrotar 3-1 al Napoli en el vacío Camp Nou (el global fue 4-2). De esta forma, el Barsa se aseguró su decimotercera participación consecutiva en los cuartos de final de la Champions y en esa instancia ahora le tocará el Bayern Munich, que será a partido único en Portugal el próximo viernes en Lisboa.

Tras una temporada que terminó siendo complicada, el Barsa tuvo a un Messi iluminado cuando más se lo necesitaba para meterse en la Final 8 de Lisboa en busca de la Orejona que le permita salvar la campaña después de perder la Liga a manos del Real Madrid. Y es Lionel Andrés Messi el hombre que puede guiar al equipo a eso.

Ojo, porque arrancó bravo el partido para el Barcelona con los napolitanos, porque el equipo de Quique Setién sufrió durante los primeros diez minutos con un Napoli presionando alto, incluso Mertens probó y le dio al palo. Pero cuando peor lo pasaba, Lenglet marcó de cabeza a saque de córner para adelantar al Barsa y darle tranquilidad.

Y después llegaría el el show de Leo: la Pulga recibió un cambio de frente sobre la banda derecha, se filtró entre dos defensores, la toreó porque medio que se trastabilló y sacó un zurdazo al segundo palo para el 2-0 y para que la calma fuera aún mayor.

El repertorio continuó con otro golazo: la bajó de pecho y la tocó por encima del arquero, pero el árbitro recurrió al VAR y habría cobrado una mano que no es clara desde ninguna cámara. Pero faltaba más, porque en otro ataque Koulibaly le metió un patadón que el árbitro terminó cobrando penal luego de recurrir al video asistente. Leo se lo cedió a su amigo Suárez (¿qué hacía mientras pateaba el uruguayo?) y partido liquidado. Insigne descontó para el Napoli al final del primer tiempo, pero ya nada cambiaría.

El rey se calzó la corona e iluminó a un Barcelona que todavía no tiene brillo. Pero metió golpes certeros para llegar con confianza al Bayern, que será a todo o nada en 90 minutos en Lisboa.

Eso si el árbitro Cuneyt Cakir no tuvo el agrado de saludar al rosarino, quien se mostró enojado luego del partido con él.

Otra víctima

Messi estiró un récord que ya tenía su nombre en la Champions League, con su gol ante Napoli por los octavos de final. Con la inclusión de los italianos, el rosarino convirtió goles ante 35 equipos diferentes. Una cifra que nadie alcanzó. El capitán de Barcelona convirtió en Champions 115 goles y su víctima favorita fue Arsenal (9 goles).