Con una actuación superlativa, Rafael Nadal el número 2 del mundo venció a Roger Federer por 6-3, 6-4 y 6-2, en otro capítulo del superclásico del tenis. Así, avanzó por duodécima vez a la final de Roland Garros, en la que se enfrentará con el vencedor del duelo entre Novak Djkovic y Dominic Thiem, que chocan luego en la cancha Phillipe- Chatrier.

El comienzo del duelo fue parejo; Nadal quedó pronto contra las cuerdas, pero consiguió salvar su servicio en un primer game extenso, de 8 minutos. Al suizo se lo veía incómodo con el viento y las pelotas pesadas. En este contexto de clima destemplado, fue el zurdo de Manacor el que tomó la primera ventaja al quebrar a Federer en su tercer break-point, con un revés exigido que el suizo dejó en la red. Un dato curioso: ese fue el primer quiebre que sufrió Federer ante Nadal después de dos años y medio, desde el quinto set de la final del Abierto de Australia 2017, con cuatro partidos más de por medio. Federer consiguió descontar (1-3); con un juego profundo, ganó cuatro puntos seguidos para quebrar por primera vez a Nadal (2-3).

Más allá de los buenos porcentajes de primeros saques en ese tramo, ambos buscaban presionar sobre el servicio rival. El español martilló en busca de otra chance, y consiguió vulnerar una vez más a Federer para recuperar la ventaja (4-2), en otro game de larga duración, y de inmediato amplió con un gran revés cruzado. Nadal se dispuso a sacar por el primer parcial; se le fue el primer set-point en un revés que dio en la faja y salió, pero cerró el segundo con un brillante revés cruzado que dejó parado al suizo para el 6-3, al cabo de 53 minutos de acción.

El viento que soplaba hacia el costado derecho de la silla del umpire complicaba más a los que tenían que sacar de ese lado; por allí se produjeron los tres quiebres del primer set. Y también el primer break del segundo capítulo: lo sufrió Nadal, con un drive demasiado ancho. El Chatrier, casi completo, se encendió con la ventaja de 2-0 para el suizo. Nadal buscó recuperarse y tuvo dos puntos de quiebre (15-40); Federer dio pelea, llegó a tener una ventaja para ponerse 3-0, pero se le fue; con break-point en contra, no remató bien un smash y Rafa, desde cinco metros detrás de la base, lo pasó con un zurdazo paralelo para quedar 1-2.

A partir de ahí, cada uno mantuvo su servicio con cierta solidez. En el noveno game, Federer se complicó solo: estaba 40-0, y tres errores no forzados lo llevaron al deuce. Nadal vio la oportunidad y acertó otro drive paralelo ganador para ponerse break-point. El suizo tiró un drop al que el español llegó; Federer buscó el passing cruzado, pero Rafa se anticipó en la red con un toque certero para conseguir el 5-4; luego, no tuvo problemas con su servicio para cerrar el segundo set y quedar a un paso de la final.

Con dos parciales dentro del bolso, Nadal dejaba muy comprometido a Federer, obligado a ir en busca de una epopeya: Rafa jamás perdió en polvo de ladrillo después de estar dos sets arriba. Pero el suizo naufragó en sus propias equivocaciones, y un nuevo break, ahora en el tercer game del tercer set, le dejaba la puerta abierta de par en par a Nadal. El actual número 2 del mundo se adelantó rápidamente con un 5-1. Poco después, se dispuso a sentenciar el partido con su servicio: un saque abierto provocó la errática devolución de Federer y la victoria por 6-3, 6-4 y 6-2, en 2 horas y 26 minutos de juego.

En un día de condiciones difíciles, Nadal consiguió quebrar la racha de cinco derrotas en fila que tenía contra Federer, al que no vencía desde 2014. No vino la lluvia a París, pero el viento se convirtió en un tercer protagonista dentro del inmenso estadio Chatrier. Dentro de esa situación inhóspita, el once veces campeón de Roland Garros se hizo más fuerte. Sacó muy bien, lastimó mucho con la devolución (generó quince puntos de quiebre) y con el revés cruzado, y en un duelo con mucho margen para fallar, fue el que se equivocó en menor proporción.

Con este triunfo, el zurdo de Manacor volvió a tomar distancia en el historial, y ahora manda por 24-15, después de que Federer había achicado distancias al ganar los últimos cinco duelos entre ambos. Pero el español es el amo en París: festejó los seis cotejos disputados entre ambos en el Bois de Boulogne (2005 2006, 2007, 2008, 2011 y 2019). Además, en polvo de ladrillo, mejoró su récord sobre Federer a 14-2; el suizo lo venció en la tierra roja por última vez hace ya una década, en la final de Madrid 2009.

Así, Nadal está por duodécima vez en la final de Roland Garros. Su récord impresiona: ganó las once definiciones previas. Ahora, el mejor jugador de la historia sobre polvo de ladrillo está a un paso de sumar otra corona para su vasto imperio sobre la tierra batida de París.

Fuente: La Nación