Aniversario. Palermo Sport Club es pionero en el fútbol femenino de San Juan y ahora busca su propia sede.


Abrazar una pasión no es para cualquiera. Ir contra prejuicios, contra la indiferencia, contra los obstáculos no es desafío para cualquiera y en el hoy que invade socialmente todos los estratos, el reposicionamiento de la mujer es vital para intentar cualquier crecimiento. Tuvieron que pasar 29 años para que aquel sueño de Palermo Fútbol Club tuviera la mayoría de edad, para que consiguiera voz y voto en el escenario sanjuanino del fútbol. 29 años que pasaron para que sus fundadoras vivieran todas las experiencias posibles. Desde aquel inicio con la ilusión de Mónica Vela, Susana Poblete y Mariana Toledo -actuales dirigentes y fundadoras- cuando tener un club propio para el fútbol femenino era más que un sueño hasta el presente prometedor de hoy incluidos entre los 28 equipos de la Liga Sanjuanina de Fútbol, con un calendario anual, con futbolistas de selección sanjuanina. Pasó de todo. Mucho de felicidad, mucho de amarguras pero Palermo se sostuvo. Hoy, las pioneras de aquel momento saben que queda mucho por hacer, pero repasando esas casi tres décadas que ya transitaron, advierten que mucho más es lo que ya lograron. Ellas, en primera persona, repasan ese inicio hasta este presente.

Hoy, con un plantel de 30 futbolistas, con una masa societaria que componen desde las mismas jugadoras y fundamentalmente sus familias, Palermo busca su espacio físico para poder despegar. La sede es transitoria y avanzan en las gestiones para conseguir un terreno. Han pasado por varios predios, gremios y demás para poder entrenar y nunca bajaron los brazos. Jugaron en la Liga Caucetera en algún momento hasta que se abrió la chance de ser parte de la Liga Sanjuanina y contar con una temporada completa y programada para jugar. Palermo siempre es protagonista no sólo en el fútbol 11 sino también en el futsal. Fue en 1990 cuando Mónica Vela, Susana Poblete y Mariana Toledo se embarcaron en darle vida a Palermo Sport Club. La elección del nombre tuvo sus razones y fue homenaje al sitio donde se jugó fútbol por primera vez en Argentina: los bosques de Palermo. Luego, los colores. Pasaron por todos. Empezaron incluso con un juego de camisetas prestado de un equipo de vóleibol hasta llegar hoy al negro con vivos rosa y blanco que las identifican.