"Estoy pasando por el mejor momento de mi vida: voy a ser padre". Con ese textual Nicolás Naranjo le graficaba a DIARIO DE CUYO, en una entrevista en mayo, el feliz momento que atravesaba. En ese entonces, el ciclista, oriundo de La Bebida, a sus 31 años se preparaba junto a su esposa Gisel para recibir a la pequeña María Constanza, que justo el sábado, en el día de la caída, cumplió dos meses de vida. El cruel destino quiso que Nico partiera ayer causando un profundo dolor en sus seres queridos. Partió pronto, muy pronto para un joven que siempre se brindó de lleno al deporte que lo apasionaba.

El Argentino de Pista era el objetivo para el que se preparaba.

Carismático con sus más cercanos y siempre mostrando esa sonrisa enorme que tanto lo caracterizaba. Se crió en una familia humilde y trabajadora en su Bebida natal siendo el menor de tres hermanos: Carola la mayor y Sebastián, el del medio. Nico contó con el apoyo de sus padres Oscar y Perla cuando se inició en el ciclismo. Futbolero de ley, mostraba siempre su fanatismo por Boca y el club de su barrio: el Sportivo Rivadavia. Allí, donde serán velados sus restos hoy, Nico probó con el fútbol en su adolescencia pero fue más fuerte el amor que ya tenía por la bicicleta. Igual, cada vez que la temporada se lo permitía, se calzaba los cortos para ser el "9" del equipo "Cuatro esquinas" con sus amigos de la infancia.

Su pilar. Con su novia de toda la vida, Gisel, contrajo matrimonio en 2019. El sábado su hija María Constanza había cumplido dos meses.

En lo deportivo, ganó lo que quiso. Su primer equipo fue Palmar del Lago en el 2011 donde ganó el Gran Premio Clausura pero después, motivado por su amigo Emanuel Saldaño, pasó a la Municipalidad de Rawson. Ese año, el "Cabe" comenzó a rozarse con las grandes ganando una etapa del Giro del Sol y una en la Doble Chepes. Pero tras la partida del "Chino", Naranjo decidió emigrar y la Agrupación Virgen de Fátima lo cobijó durante casi 7 años. Con el equipo de Carlos Gómez se cansó de ganar. Se alzó con tres etapas en la Vuelta a San Juan 2014, ganó el Circuito Azul en 2015 pero el 2016 fue quizás su año más productivo: ganó una etapa en la Vuelta a San Juan, dos etapas de la Vuelta a Valle Fértil, el Carlos Escudero y fue profeta en su tierra ganando la Vuelta a La Bebida. Ese año también ganó la clásica Media Agua, la primera de las cuatro clásicas que ganó, porque después vino la Doble Chepes ese mismo año, la Doble Calingasta 2017 y la más especial: la Difunta Correa 2018. Fue tricampeón del Giro del Sol (2018, 2019 y 2020). Como sprinter nato ganó etapas de la Vuelta al Uruguay y la Bragado. Ya más reciente, en la Vuelta a San Juan 2020 se subió al podio tras ser segundo del colombiano Fernando Gaviria, y también serio protagonista al título en la Vuelta de Mendoza. Se fue el Nico. Ese pibe humilde, de sonrisa gigante y corazón enorme. Su corazón dijo basta pero su nombre ya quedó escrito para siempre en las páginas más gloriosas del ciclismo sanjuanino.