La de anoche no fue una derrota más para San Lorenzo. Fue bastante más que otros tres puntos dejados en el camino, por la situación que se vivió en un entretiempo caliente dentro del vestuario visitante del Mario Alberto Kempes.

Al regresar del primer tiempo y con la fresca e injusta expulsión de Juan Ramírez por parte del árbitro Ariel Penel, Diego Monarriz avisó que iba a meter mano en el equipo y que saldría Óscar Romero. La intención, con el juego todavía 0-0, era reforzar la última línea y apostar definitivamente a un contragolpe.

Esto cayó mal en los gemelos paraguayos y Ángel lo interpeló delante del grupo, al DT no le gustó, la discusión fue subiendo de tono y dicen que se escuchó un "si querés sacame a mí también". La cuestión es que ninguno de los Romero salió para jugar el segundo tiempo.

Pero lo que más molestó en el seno dirigencial es que no vieron lo que quedaba del juego desde el banco. En realidad Ángel, el de mejor rendimiento desde su arribo al club, salió, pero no llegó ni a sentarse antes de volver al vestuario con su hermano. Puertas para adentro ven esto como una falta de respeto porque el equipo estaba tratando de aguantar una parada brava y ninguno estuvo ahí acompañando al plantel. Por eso, una vez que todos los protagonistas cuenten su versión, se evalúan sanciones.

La relación de los Romero con Monarriz ya no venía bien, pese a que en su arranque como interino los dos paraguayos valoraron volver a sentirse importantes. Fundamentalmente Óscar, quien era cambio cantado para Juan Antonio Pizzi, que para reacomodar el equipo hasta lo llegó a sacar en el primer tiempo como local de Central Córdoba de Santiago del Estero.

Sin embargo en el verano hubo un cruce que marcó la relación. Ángel llegó con su suegro, que había venido de visita de Paraguay, a una práctica. El técnico, con bastante poca cintura, no lo dejó pasar un alambrado para que se siente al costado de la cancha y el delantero explotó: se fue con su hermano cuando recién se hacía la entrada en calor. Era el comienzo de una relación difícil.