Racing y Boca Juniors protagonizaron un intenso partido pero al final igualaron 0-0 en el Cilindro de Avellaneda en un clásico que mereció terminar con goles. 

El encuentro comenzó con un dueño de casa agresivo, con una presión extendida y coordinada apenas perdió la pelota. Prueba de ello: tuvo dos chances de gol en apenas 44 segundos. Primero, un ingreso de Mena por el segundo palo tras una acción preparada; luego, un cabezazo de Galván que Fabra rechazó en la línea.

El Xeneize, en tanto, encontró algún camino saltando líneas o con algún movimiento interesante de Payero o un desborde de Villa. Las dificultades en la elaboración lo llevaron a un juego más directo. A partir de un manual bien aprendido y con un estilo definido, la Academia llegó en continuado, siempre halló el espacio o la decisión justa para lastimar.

A los 20 minutos, Copetti cedió para Miranda, que forzó la volada de Agustín Rossi. A los 26, tras un toqueteo atildado, Mena centró atrás para la entrada de Rojas, que elevó su intento por encima del travesaño. Y a los 29′, tras una cesión de Mura, Alcaraz conectó de manera imperfecto, casi sin oposición.

Boca tuvo su mejor chance ante un mal pase del fondo local: la mediavuelta de Benedetto le dejó el aliento de la pelota al palo derecho del arco de Arias. Pero dicha jugada no torció el desarrollo: sólo la falta de puntería y la ausencia de la cuota de suerte no permitieron que Racing se marchara al vestuario en ventaja. Un cabezazo en globo de Hauche superó a Rossi, pero no entró a la valla. Y un tiro de Moreno estuvo a punto de tocar la red.

El dominio continuó siendo de Racing en el complemento, aunque ya sin ser tan notorio. El paso del partido le fue restando piernas, lucidez y frescura. Gago lo advirtió y cambió piezas: entraron Carbonero y Gómez por Hauche y Alcaraz. Así y todo, dispuso de oportunidades concretas, como la mediavuelta de Rojas que Fabra sacó al córner o el teledirigido del citado Gómez que Rossi sacó a una mano.

Pero ya no fue el conjunto albiceleste del primer tiempo. Y el Xeneize, poco a poco, fue animándose. Y lo pudo ganar con el remate de Medina que tapó Arias, con una irrupción de Vázquez o el lance cruzado de Villa que otra vez contuvo el portero. Ni hablar con la pelota que Mura despejó sobre la línea, tras un zurdazo de Fabra.

El historial del clásico favorece a Boca con una diferencia a su favor de 28 partidos, ya que luego de haberse enfrentado en 180 ocasiones se impuso 83 veces contra 55 de los de Avellaneda, más 42 empates.

Fuente: Infobae