A San Lorenzo no le salió nada en su visita al Bosque de La Plata y cayó 1 a 0 con Gimnasia en un partido friccionado y de muchos roces. Así no pudo acercarse al puntero Boca, del que lo separan 12 puntos (debe el choque contra Independiente que se jugará el 4 de abril en Avellaneda)

Como es costumbre en el fútbol argentino, en los primeros 45' sobró la pierna fuerte, la lucha y la disputa por la pelota, pero a ambos equipos les costó armar juego para poner en problemas a los arqueros. Pero no por desprolijo fue aburrido el cotejo. Al contrario, la intensidad incrementó con el correr del tiempo y la tensión ganó espectadores neutrales. Pero las situaciones no sobraron.

La mejor del local fue un cabezazo de Manuel Guanini en un córner a los 18'. Pasó cerca. Para el Ciclón la posibilidad llegó en tiempo suplementario también de cabeza, cuando Facundo Quignón no pudo darle dirección tras un centro de Belluschi.

El segundo tiempo arrancó con la misma tendencia, pero Brahian Alemán cambió todo con una gran jugada individual. A los diez el uruguayo anticipó a Angeleri con un toquecito "distinto" a la izquierda del ataque tripero, ganó en velocidad y centró con la fuerza perfecta para la aparición de Pereyra, que sólo debió meter el pie para inflar la red.

El partido cambió con el gol porque San Lorenzo se vio obligado a atacar con más protagonistas y, por ello, descuidarse como no lo había hecho antes en el partido. Gimnasia se plantó para hacer más daño con espacios y ya no se jugó tanto en el medio del campo.

A los 19' los de Boedo metieron mucha gente en ataque y, luego de un par de centros despejados por el rival, la pelota le quedó a Blandi que le pegó y Oreja alcanzó a mandar al córner tirándose para despejar, en una de las llegadas más claras de los dirigidos por el Pampa Biaggio.

A San Lorenzo le costaba encontrar el funcionamiento y abusaba de los pelotazos a Blandi. La entrada de Barrios le dio algo de vértigo, pero fue bien controlado por un concentrado equipo de Sava. Y por si este panorama no sonaba complicado, el chileno Paulo Díaz vio la tarjeta roja por doble amonestación a los 37'.

Lo curioso fue que ninguna de las amarillas fue por alguna entrada al rival: la primera por tirar la pelota lejos tras un fallo del árbitro en un lateral y la segunda por aplaudir irónicamente a Federico Beligoy.