Lo que tenía que ser un partido de fútbol terminó empañado por los violentos de siempre. Colón-Vélez fue suspendido a los 22 minutos del primer tiempo, luego de que cayeran tres bombas de estruendo en el área de Liniers. Todas partieron desde la cabecera que ocupa la barra del Sabalero.

El juego se estaba armando. Los dirigidos por Gabriel Heinze tenían la iniciativa. Pero a los cuatro minutos llegó el primer bombazo. Lejos desde donde estaba Rigamonti pero lo suficiente para dejar un agujero al costado del área grande: auxiliares del club lo taparon con arena.

A los 12', otra vez el estruendo. Esta vez, mucho más cerca del arquero de Vélez, quien cayó al piso aturdido. Así y todo, previa consulta con Rigamonti, y con las autoridades policiales, Merlos aceptó continuar aunque advirtió, con señas hacia todo el estadio: “Una más y basta, nos vamos, lo suspendo”.

Y como si no le fueran a creer al juez, los violentos desafiaron al autiridad y a los 22 minutos volvieron a tirar ora bomba. Y se acabó el encuentro.

Ahora, el partido deberá ser reprogramado para jugar los 68' restantes, seguramente, a puertas cerradas, y con sanciones para Colón.