La Doble Media Agua fue la primera grande que ganó el pibe que pintaba para crack. Ese 1967 será, lamentablemente no sólo por esa victoria, un año inolvidable en la vida de Antonio Matesevach. El Payo, que con 22 años ganaba la competencia de más ediciones en el calendario rutero sanjuanino y un mes después ganara la primera de sus tres Doble Calingasta, sufriría en agosto de ese mismo año el accidente que casi le costó la vida en Winnipeg, Canadá, cuando entrenaba con el seleccionado argentino que iba a participar de los Juegos Panamericanos.

Once operaciones y una dilatada convalecencia le permitieron al vecino de Chimbas volver a correr cinco años después. Su pierna derecha, que había quedado casi 5 cm más corta, no impidió que retomara su truncada carrera. Y lo hizo, como lo hacen los elegidos. Retornó en la Mendoza-San Juan de 1972 y todo San Juan salió a las calles. Desde ese momento, hasta 1982 paseó su figura inigualable por rutas de Argentina, América y Europa. En esos diez años, Antonio Matesevach logró muchas victorias. Se dio el gusto de repetir la Calingasta en 1975 y 76 y la Doble Media Agua en 1977.

Antonio Matesevach, simplemente El Payo, será quien baje la bandera verde mañana para dar el vía libre a un pelotón de entusiastas ciclistas que rodarán los 170 kilómetros estipulados para quedarse con toda la gloria.