Todo tipo de colores. En vestimenta. En los vehículos. Hasta en las carpas. Mezcla rara de idiomas en todos los sectores. Checos, chilenos, argentinos, alemanes, holandeses, franceses y otros. Todos hablando. Entre sí y con otros, aunque sea a las señas.

DIARIO DE CUYO pasó la noche dentro del vivac y experimentó vivencias y sensaciones. Las que se dan en un lugar exclusivo, al que la gente que no tiene algo que ver con la carrera no puede acceder.

Es lo más parecido a un circo, con la diferencia que se hospedan tan sólo una noche en cada ciudad. El ruido por momentos ensordecedor, de los grupos electrógenos de cada equipo y de los martillazos de los mecánicos envolvieron el ambiente.

A partir de las 22, la gente comenzó a desfilar por la cocina para servirse su plato. ¿El menú?: sopa de calabaza, ensalada caprese con aceite de oliva, arroz blanco y queso camembert. El postre: pasta frola. La bebida: a elección.

Luego de la cena llegó el turno de los empleados de la cocina. Maximiliano Espinoza, Pablo Villafañe, Federico Coppini y Mauricio Romarión, son jóvenes sanjuaninos que están ligados a la firma francesa Sodexo que abastece al Dakar en el tema alimentos. Ellos contaron sensaciones. Siempre el gran interrogante ha sido si hay sexo o no en el vivac. "Debe haber para bajar el stress de los pilotos", dijo entre risas Espinoza, al momento de afirmar que muchas veces ha visto a parejas en actitud "sospechosa".

En el ránking de las mujeres más lindas, los chicos ubicaron a las españolas en lo más alto. "Las españolas son las más lindas. Cuando hablan te hipnotizan", expresó enamoradizo Villafañe. El alcohol es otro punto que los sanjuaninos resaltaron, al decir casi a coro: "¡Siempre los extranjeros se emborrachan!" refiriéndose a los acompañantes de los pilotos. Pero lo que más destacan es el roce con gente importante de otros países. "Tal vez ahora no tenemos el mejor sueldo, pero es una posibilidad que te puede abrir muchas puertas", contó Coppini. Los chicos trabajan desde las 18 hasta el cierre atendiendo al entorno del Dakar y luego se van a descansar.

Con el tiempo, el campamento fue quedándose vacío. Sólo faltaba que se fueran a dormir los mecánicos. Por el intenso calor de la madrugada del viernes, muchas personas eligieron dormir afuera de las carpas, aunque otras no. Otras escogieron los bordes y los techos de los camiones y algunas directamente el suelo. Los pequeños caminos del vivac eran transitados por gente que iba a bañarse y que venía, por asistentes y también por motos, autos y camiones gigantes que casi rozaban a los peatones.

Todo parecía tranquilo hasta ahí. Pero cerca de las 2 de la madrugada llegó lo que nadie esperaba. Un fuerte viento Zonda mezclado con Sur que tomó por sorpresa a todo el vivac. Aquellos que dormían al aire libre por el calor debieron entrar a sus carpas. Los gazebos comenzaron a inflarse y a ser propensos a volarse. Los mecánicos pararon con su actividad. Y la noche se consumió de a poco. Pero fue por algunas horas, porque después todo empezó de nuevo.