"Se sacaron el miedo". Esa fue la reflexión de Lionel Scaloni posclasificación ante Qatar. En su declaración más sensata en esta Copa América plagada de frases desafortunadas de su parte, el entrenador dio en la tecla con su balance previo a cuartos de final. Sus dirigidos, esos que lo llegaron a interpelar luego del tropezón en el bautismo ante Colombia, ayer demostraron una solidez no habitual durante este ciclo. Y lo que parecía una llave de cuartos de final no tan sencilla contra Venezuela, en definitiva resultó una muestra de solidez. De confianza. De ratificar que hay jugadores que pueden o están en proceso de abastecer ese recambio tan necesario. De saber que arriba, con Martínez y Agüero, se encontró la dupla. Y aunque parezca una paradoja, aún con Messi lejos de un gran nivel ("no estoy jugando como esperaba", se sinceró), igual la albiceleste ya está en semis, sabiendo que ahora se le viene un clásico donde cualquier cosa puede ocurrir y luego una hipotética final.


De menor a mayor. Ese se suele decir es el ideal de la progresión de un equipo con su nivel en un torneo de este tipo. Con una primera fase donde apenas descartaba a cuatro de doce equipos todavía más. Fue así que Argentina se fue "haciendo" partido a partido. Arrancó con tormenta contra Colombia (0-2), incluyendo un pronóstico más que reservado. Luego, el turno de caminar por la cornisa ante Paraguay (1-1) teniendo en Armani su primera gran aparición del torneo con el penal contenido a González. Frente a Qatar, con la espada de la eliminación bien afilada, el equipo sacó pecho y cumplió con el 2-0 para evitar un auténtico papelón. Con esa mochila ya lejos de la espalda, llegó el turno de la Vinotinto, cuyo antecedente inmediato en marzo pasado había sido un tropezón de 3-1 en Madrid.


En la vuelta de Argentina al Maracaná tras la final del mundo perdida hace casi cinco años, nada hubo para celebrar para los dirigidos por Rafael Dudamel. Argentina, en cambio, sí tuvo su regreso esperado a ese mito del fútbol mundial que en el 2014 nos dejó a todos con una tristeza difícil de digerir.


Una actuación sin estridencias, pero sí con firmeza. Siguiendo una premisa que baja el cuerpo técnico: entrega absoluta. Hasta el propio Agüero lo reconoció tras la victoria: "Se hace difícil tener un desgaste tan grande en todo el partido", puntualizó el Kun, quien junto con Messi y Martínez son factores clave en la presión alta sobre los defensores contrarios.


La apuesta de Scaloni por el juvenil Foyth resultó y en el medio (otro acierto del DT), Acuña rindió con su habitual despliegue. Lautaro se encuentra en gran nivel y, como ante los cataríes, hizo lo más difícil: abrir el marcador.


Scaloni vive un presente casi ideal, luego de padecer críticas de todo tipo. Algunas desmedidas y otras donde él fue el principal generador. ¿Será un veranito hasta el choque con Brasil? Puede ser. Lo que está claro es que Argentina, sin hacer mucho ruido ni tener en el pecho el rótulo de candidato, ya se aseguró jugar los seis partidos posibles.


Brasil no es la Brasil que asustaba en la previa. Sin Neymar y con el peso de ser campeón por "obligación" como ocurrió en las cuatro veces anteriores que organizó la Copa, no se lo ve cómodo. Contra Paraguay debió estirar el sufrimiento hasta los penales, si bien contó con una decena de chances netas. La albiceleste llega de punto al cruce del martes. Que pase la verdeamarella es lo "lógico". Pero este deporte no tiene esa característica siempre y ahí debe estar la Argentina para aprovechar sus argumentos. Obviamente el examen será mucho más complejo que el de ayer, pero no imposible. Para nada.


Hay un factor que aún no entró en acción: Messi. El capitán tuvo hasta el momento más incidencia fuera de la cancha en su rol potenciado de líder, que dentro del verde césped donde todavía no llegó a desequilibrar. Lo bueno es que el propio rosarino lo sabe y por eso seguramente buscará saldar esa deuda. Condiciones le sobran y por eso desde ayer Argentina puede tener la respuesta a una pregunta que genera mucha ilusión... ¿Y por qué no?

Y un día Messi cantó el himno

Messi fue noticia durante los últimos días por un tema recurrente a lo largo de su carrera: su actitud durante el himno nacional de Argentina. Ante Venezuela por los cuartos de final de la Copa América decidió romper su pose histórica en la Selección argentina y cantó a viva voz las estrofas de la canción patria.


Durante la formación habitual de los jugadores para escuchar el himno, el capitán del equipo nacional sorprendió a todos mientras cantaba de modo efusivo el tema en el Maracaná.


Justamente, la Pulga había quedado en el centro de la escena porque un niño que salió a la cancha con el plantel en el duelo ante Qatar reveló que el futbolista rosarino "tararea" la canción. "Él está con la boca cerrada y tararea el himno. Es cierto, al himno no lo canta, pero lo tararea para adentro, yo lo escuché", contó el jovencito.