Florencio Chávez era muy conocido en el ambiente local, por hacer cambios y compras de dólares, varias de las cuales ocurrían en la calle.

Cuatro millones, en pesos y dólares, dentro de un maletín. Esa fuerte suma de dinero le habrían robado a Florencio Chávez cuando lo mataron. El hombre, oriundo de Valle Fértil, tenía 41 años, era padre de tres hijos y trabajaba para un prestamista. El pasado sábado 23 de junio, lo encontraron muerto de un tiro detrás de su oreja derecha, sentado en su Volkswagen Bora que había quedado estacionado en Roque Sáenz Peña, al Este de Circunvalación, casi Landa, en Santa Lucía.

La teoría de los pesquisas es que fue un conocido de Chávez quien ideó todo o al menos fue nexo con él o los delincuentes que lo mataron el día previo al hallazgo de su cadáver, el viernes 22 de junio por la tarde. Sabían que hacía operaciones en la calle, dentro de su auto.

"Lo más probable es que lo hubieran tentado con algunas operaciones previas por sumas menores hasta pedirle concretar una por unos 4 millones, entre pesos y dólares porque generalmente combinaba ambas monedas. Hay versiones que indican que el día en que ocurrió el crimen llevaba por lo menos esa suma", dijo un investigador estrechamente ligado al caso. Aquel día, además de ese gran monto le robaron su billetera, su teléfono celular y una mochila en la que tenía una máquina de contar dinero.

Lo que él o los homicidas de Chávez no sabían es que en baúl del VW Bora tenía pesos y dólares que totalizaban alrededor de un millón más.

El millón de pesos que hallaron en el auto de la víctima, sería heredado por sus hijos.

Ahora, todo parece indicar que el prestamista para el que trabajaba Chávez no reclamará ese dinero. Y que serán sus hijos quienes podrán heredarlo, indicaron.

La investigación para dar con los posibles autores del crimen sigue en el pantano, aunque los pesquisas confían en lograr pistas de los informes telefónicos. Por ahora se sabe que aquel viernes estuvo en una inmobiliaria, luego pasó por su casa de Capital a retirar la máquina de contar plata y, ya sobre el mediodía, partió rumbo a concretar una de sus habituales operaciones, sin saber que sería la última.