Un joven jornalero reconoció ayer en un juicio abreviado ante un juez del sistema acusatorio que cometió abusos simples (manoseos y otras prácticas que no configuraron violaciones) contra dos chicos que eran sus hijastros y tienen 11 y 10 años. También se mostró dispuesto a recibir 3 años de prisión en suspenso (sin detención), porque la escala del delito lo permite y porque no tiene condenas por otras maniobras delictivas, informaron fuentes judiciales.

El juez Diego Manuel Sanz homologó esa salida para el caso. Y aplicó la condena que le propusieron el fiscal subrogante Roberto Mallea y el ayudante fiscal Rodrigo Videla, con el imputado y su defensor Jorge Olivera Legleu.

El caso había sido denunciado por la directora de la escuela a la que concurren los menores en el mes de julio pasado. Y los menores describieron cuáles eran las prácticas sexuales a las que eran sometidos por su ahora expadrastro.

La evaluación del relato de esos niños por parte de los psicólogos y la conclusión de la pericia de esos expertos, se convirtió en una prueba clave contra ese sospechoso, porque los psicólogos concluyeron que no mentían y que tampoco habían sido inducidos a involucrar a su padrastro, dijeron fuentes judiciales.