Cada ladrillo, cada baldosa, cada tramo de la casa se hizo y se hace a pulmón. Con lo poco que puede ahorrar el empleado fabril, con la ayuda clave de su suegro que es albañil y su cuñado metalúrgico. El sueño de la casa propia fue cimentándose de a poco, pero a cada paso siempre hubo una mano dañina: ladrones. A lo largo de diez años, saquearon por lo menos ocho veces la casa aún en construcción de Juan Arredondo y su familia en el Loteo Las Marías, en inmediaciones de Benavídez casi Oratorio, en Chimbas. Los dos últimos saqueos se concretaron con diferencia de tres días: el último viernes hicieron un hueco en la tela perimetral del lote y con una barreta y un palo, le destrozaron una puerta de chapa que había quedado soldada después del antepenúltimo ataque. Para huir con el botín, destrozaron los ladrillos de una pared que colinda con un terreno baldío y un zanjón. Tres días después volvieron a la carga: con una barreta, forzaron la puerta reja reforzada y otra de chapa para poder entrar.

Según Luis Torres, suegro del dueño de casa, el viernes se llevaron todo lo del baño: inodoro, bidet, lavamanos y algunas otras cosas. El lunes fueron más dañinos, porque sustrajeron una mesa y cuatro sillas, un termotanque, un televisor, un horno microondas, una radio, cajas con ropa, platos, vasos, cubiertos y todo lo que pudieron. También un freezer que hallaron a unos 200 metros, abandonado.

Ayer, Luis y su hijo Nicolás, que es metalúrgico, reforzaban la casa de su pariente con gruesos hierros en puertas y ventanas.

"Acá es tierra de nadie, porque a mi yerno no es al único que le roban, hay otros vecinos que también se les metieron. Pero nadie hace nada, al municipio le han pedido que ponga la luz y nunca vino", precisó.

"Es una vergüenza y te da bronca tener que andar remendando todo, encima nunca agarraron a nadie", aseguró a su vez su hijo Nicolás Torres.