La búsqueda de Benjamín tiene forma de eco en la zona de El Salado, un rincón boscoso de Albardón. Cada voluntario o efectivo de alguna fuerza de seguridad, exprime a más no poder sus cuerdas vocales para gritar el nombre del nene que moviliza a una provincia.

Tal es el despliegue, que el grito de "Benjamiiin, Benjamiiin, Benjamiiin..." se oye claramente en la cuenca del río El Salado. La esperanza tiene forma en las cientos de personas que agota sus energías en cada paso que da.

La zona es desértica pero con claros, de vegetación no muy frondosa, por lo que permite visualizar cada rincón. Así y todo, el pequeño Benjamín no aparece.