Una de las niñas mencionó dos ataques puntuales, ocurridos con un mes de diferencia en el depósito de un colegio privado de Rivadavia, cuando tenía unos 9 años, entre 2014 y 2015, mientras sus compañeritos jugaban al "oso dormilón". En su relato aseguró que en ambas ocasiones, su profesor de Educación Física la mandaba a ese lugar con la excusa de buscar cosas y, una vez adentro, llegaba, cerraba la puerta y la obligada a tocarlo y a practicarle sexo oral. Al final, la amenazaba con matarla a ella o su hermana si se animaba a contar algo.

Su hermana, de igual edad, también señaló el depósito de ese establecimiento educativo como el escenario de los reiterados abusos que ella sufrió en la misma época a manos de la misma persona, con la diferencia de que sólo aludió a manoseos y besos, y amenazas de que algo le podía pasar a sus padres si revelaba esas maniobras.

Unos 8 años después, sin embargo, el caso saltó a la luz cuando problemas de conducta y una baja en el rendimiento escolar provocaron la intervención de profesionales del área de la psicología. Fue una psicóloga la que conoció de los presuntos abusos y, enseguida, la madre de ambas chicas denunció todo en el Anivi el 29 de agosto del año pasado. En ese momento, la menores tenían 16 años.

Un par de días después, el 1 de septiembre, el docente apuntado por las niñas, Gustavo Emilio Palacios (49 años, conocido como "Tuiti"), quedó detenido, pero casi un mes después, el 27 de septiembre, fue liberado por un juez del Tribunal de Impugnación.

Ahora, el fiscal Eduardo Gallastegui y la ayudante fiscal Victoria Ruiz (UFI Anivi), pidieron clausurar la investigación y elevar a juicio la causa contra Palacios. Dos hechos de abuso sexual gravemente ultrajante se le atribuyen en contra de una de las hermanas. Abusos simples reiterados contra la otra; en ambos casos agravados por ser el encargado de la educación de esas niñas.

Para la Fiscalía, el relato de las jovencitas, más el informe y la pericia psicológica de ambas, en los que se afirma que ambas presentan indicadores de conducta típicos de las personas que sufrieron abuso sexual, sobresalen entre las pruebas que complican a Palacios.

El docente siempre negó haber atacado a esas niñas. Y en sintonía con su versión, sus defensores Ivana Salas y Rodrigo Aguirre, defendieron el principio de inocencia de su cliente. También sostuvieron que los hechos nunca existieron y, en consecuencia, su cliente "nunca estuvo involucrado".

El juez de Garantías, Federico Rodríguez, cerró la investigación y, en los próximos días, Palacios se defenderá en un juicio para intentar zafar de una situación complicada: en ese debate, Fiscalía buscará que reciba 14 años de cárcel.