Pedro Renzo Zamora (23 años, alias ‘El Titi’) se entregó ayer en Tribunales con la supuesta intención de imponer una coartada para despegar de una grave sospecha en su contra: ser supuesto partícipe principal del crimen del oficial inspector Mario Vega (52), asesinado de 11 puñaladas entre las 23 del lunes y las 3 del martes 13 de de diciembre pasado. Según fuentes judiciales, el sospechoso (señalado como streeper y taxi boy) aseguró de entrada que no conocía a Vega y que llegó a tener en sus manos el teléfono celular del policía, pero porque se lo encontró en la calle cuando circulaba en bicicleta.

Sin embargo cuando el juez José Atenágoras Vega (secretaría de Gladys Capdevila) empezó a enumerar las pruebas que complicaban esa versión inicial, el sospechoso entró en un estado de nervios que obligó a suspender la indagatoria hasta las 9 de hoy, dijeron las fuentes.

Para los pesquisas el día tuvo otro detalle saliente: la firme suposición de que un hotel por horas de calle Saavedra casi Salta, en Chimbas, pudo ser la escena del crimen. Una de las habitaciones fue sometida ayer a la prueba de luminol y dio positivo: en el lugar había manchas de sangre, dijeron. Ahora, esperan confirmar el dato con otras pruebas. Siguen sin dar con el arma y otras cosas del oficial.

Zamora había quedado en la mira de los investigadores apenas ocurrió el crimen del oficial, porque el policía tenía anotado su nombre y teléfono en un papel. Porque antes de salir de su trabajo en la Seccional 24ta llamó a ese número y después del crimen el chip del celular del policía fue usado, al parecer, en el teléfono de Zamora.

También lo complica al menos un testigo sobre su presunta vinculación íntima con el policía. Otro indicio en su contra fue haber viajado a Tucumán luego del crimen; de allí regresó para entregarse a las 11.30 de ayer.

El juez consideró ayer que ‘está bien encaminada la investigación’ (no habló de esclarecimiento), pero los investigadores suponen que el círculo está casi cerrado. El cabo suelto a develar es si durante el crimen participó otra persona, o si el homicida recibió esa supuesta colaboración luego de matar al oficial.

Y aunque oficialmente los pesquisas judiciales no tienen ninguna confirmación, cada vez toma mayor fuerza la versión de que Vega sufría de SIDA y que el móvil del crimen puede estar estrechamente ligado a esa circunstancia.