Cuando Rosalba Albarracín (71) fue encontrada asesinada a golpes en un pasillo de su casa, cerca del baño, el fiscal de la UFI de Delitos Especiales, Francisco Micheltorena (con la coordinación de Adrián Riveros), pidió a los peritos no utilizar reactivos para localizar rastros del homicida, porque esos químicos suelen destruir para siempre las evidencias. Y como aquel miércoles 15 de marzo esos expertos sólo encontraron "huellas incompletas o inidóneas" para avanzar en la investigación, ahora Fiscalía pedirá una audiencia para cumplir con la formalidad ineludible de que sea designado un defensor oficial y así concretar un paso clave: volver a la casa de la víctima en el barrio Cruz del Sur, Rawson, para realizar un nuevo y profundo rastrillaje, con tecnología de avanzada, en busca de rastros genéticos (ADN) y cualquier otro (como huellas dactilares) que puedan guiarlos hasta el posible autor de ese crimen que, al parecer, fue cometido con el fin de robarle algo de dinero a la víctima, dijeron fuentes judiciales.

Tener a un defensor oficial presente mientras se realice el peritaje en la casa de la jubilada de la Dirección de la Niñez es clave para garantizar que no se vulnere ningún derecho de algún eventual (o eventuales) sospechoso que pueda surgir luego del examen en la escena del crimen.

Albarracín fue asesinada alrededor de las 18 del martes 14 de marzo pasado. Se supone que salió a abrir la puerta a alguien que la buscaba, cuando la tumbaron de un golpe que le partió en dos su dentadura postiza. La hipótesis es que luego la llevaron por un pasillo hasta un mueble (allí había cajones abiertos) en busca de cosas de valor, y que luego la ultimaron a golpes en otro pasillo, cerca del baño. Fracturas en la base del cráneo y en todo el maxilar superior, un corte en la frente (se investiga si fue de un portazo o con algún arma blanca), fue evidencia contundente para sospechar que estaban frente a un homicidio, tal como concluyó una junta de cinco médicos forenses.

Rosalba Albarracín tenía 71 años y era jubilada.

UN DETENIDO

A pesar de que en la causa no hay ningún detenido, los pesquisas de la UFI de Delitos Especiales tienen en la mira al convicto Enrique Daniel Argüello. En enero pasado, este sujeto vulneró sus salidas transitorias del Penal de Chimbas (allí cumplía una condena de 3 años y 6 meses por robo) y cuando volvió a ser capturado, el viernes pasado, quedó vinculado a otro ataque contra una mujer que, curiosamente, presentó la misma modalidad empleada en el homicidio de la jubilada.

Según fuentes del caso, la sospecha es que a esa mujer Argüello la atacó a golpes y le propinó al menos un corte cuando entró a su casa en inmediaciones de Mendoza y Doctor Ortega, Rawson, para luego robarle una moto.

Argüello estaba "aguantado" en una vivienda situada a unos 200 metros del domicilio de Rosalba Albarracín -dijeron- y el ataque que le atribuyen ocurrió el miércoles en la mañana, prácticamente en el momento en el que la jubilada era encontrada muerta por una vecina y se desataba una investigación que, por ahora, no tiene detenidos.