María Isabel Castro (80) estaba acostada mirando una película cuando la puerta se abrió en seco. De pronto un sujeto se le apareció en los pies de la cama y sin rodeos la amenazó: "Dame la plata o te mato". La señora no entendía nada: "¿Qué le pasa, quién es usted que se mete así en mi casa?". El delincuente fue por más: "Dale, no te hagas la viva, levantate".

Todo ocurrió a las 22.30 del pasado viernes, en una casa del Barrio Cooperativa Municipal, en Caucete. Los ladrones eran 3, pero sólo uno entró. Para eso doblaron las rejas de una ventana de una habitación que da al fondo. "Al que entró se le veían los ojos nada más, tenía una capucha y barbijo y ponía una mano debajo de la campera como que tenía un arma". María Isabel habla lento y transmite sufrimiento. Pesa menos de 60 kilos pero eso no frenó la violencia del delincuente. Primero la llevó a la cocina y luego la obligó a volver al dormitorio para que señalara dónde guardaba la plata. "Ahí abrí la ventana y empecé a gritar tan fuerte como pude", recordó. Ese acto de valentía le costó una trompada que la obnubiló y tumbó al piso. Pero a la vez le sirvió para alertar a los vecinos.

"Me llevó para la cocina de nuevo para que no me escucharan los vecinos, pero yo seguía gritando. Ahí me empezó a retorcer los brazos", contó la víctima, que terminó con magullones en la piel. Los delincuentes advirtieron peligro por sus gritos y escaparon por el fondo, no sin antes hacerse con $60.000 que María Isabel ocultaba en su habitación. "Le di una bolsita con algo de plata pero después fue y sacó todo. Para mí es un montón, venía juntando hasta las moneditas, quería ayudarlo a mi hijo a que compre un coche". La señora dice eso y larga el llanto. Cuando recupera la voz, se desahoga: "Tenía mucho miedo, nunca me pasó. Es muy injusto".