Desgarrador. Dante Godoy no paraba de llorar ayer al recordar a su hija. "¿Y ahora quién me la va a devolver? Nadie me va a devolver a mi Mairita", repetía entre lágrimas.


Una joven de apenas 22 años, oriunda de 9 de Julio, murió el pasado viernes en el Hospital Rawson después de dar a luz por primera vez. Según aseguraron desde su entorno, el deceso se produjo por una falla cardíaca. La familia acusó a los médicos que la atendieron y los denunciaron penalmente por presunta mala praxis, indicaron.


Con 40 semanas y 3 días de gestación, y con resultados normales en los controles durante todo el embarazo, Maira Godoy ingresó al sector de Maternidad del Hospital Rawson a las 2 de la mañana del último martes. Tenía dolores y pérdidas. "Pasó todo el martes y ya el miércoles casi no aguantaba. Pedíamos que le hicieran cesárea, pero se negaban, nos decían que estaba bien", contó su padre, Dante Godoy (47). Según dijeron desde la familia, los profesionales no escucharon los reiterados pedidos y finalmente la bebé llegó al mundo por parto natural a las 7.30 del viernes, con buen estado de salud. Pero lo que era felicidad se transformó en dolor en cuestión de horas. Es que la joven se descompensó pocas horas después de dar a luz y no hubo vuelta atrás. "Como a las 11.30 la llevaron al quirófano porque supuestamente tenía un problema en la matriz. Cuando la operaban le dieron dos infartos y al último no lo resistió", indicó el padre. Inmediatamente después, la familia radicó la denuncia en la Seccional 1ra. y la Justicia ordenó el traslado del cuerpo a la Morgue Judicial.


Mauricio Portell, abogado de la familia, dijo que hubo una serie de irregularidades que indican que hubo mala praxis. "Esquivaron la cesárea cuando sabían que no estaban dadas las condiciones para que tuviera a la bebé por parto natural. Se demoraron tres días en dedicarse a su parto e hizo mucha fuerza para parir. Todo eso desencadenó en la falla cardíaca que le causó la muerte", sostuvo el letrado.

La joven fallecida cuando estaba embarazada.­


Ayer en la familia todo era dolor. A fines del año pasado, "Mairita", como le decían, había terminado un curso de contabilidad y estaba contenta porque iba a poder trabajar para darle lo mejor a su hijita. "Yo no sé nada de medicina pero no soy tonto. Nosotros pedíamos cesárea, un goteo o algo que la apurara. Quisimos llevarla a una clínica privada pero no pudimos porque no teníamos plata. Hace días no dábamos más de felices y ahora se nos acabó el mundo. Mi hija no se murió, a mi hija la mataron. Sólo quiero justicia", concluyó el padre cargado de impotencia.