En la casa en la que vivió los últimos 43 años, quedaron sus medicamentos para sus problemas de presión arterial, las gotas para sus ojos y otras para sus oídos, sus dientes postizos, su ropa, su calzado, la poca plata que le quedó de su jubilación como obrero rural. Sus afectos: un perro y un gato que lo acompañaban a diario. Todo cambió de un rato para otro en la vida de Francisco Gómez (83 años) el último sábado, cuando a esa casa de Obispo Zapata al 311 de la zona de El Rincón, en Albardón, llegó una de sus excuñadas con otros familiares, lo sacaron a la calle y rompieron todas las puertas, poniéndole cadenas y candados para que no entre más, contó el propio anciano.

'Lo dejaron en la calle como un animal, de una manera violenta y sin tener ninguna orden judicial. Lo grave es que cuando fue a hacer la denuncia le dijeron que era un tema civil, pero ya denunciamos a Olga Vega por usurpación y vamos a iniciar acciones civiles porque lo que hicieron fue ilegal y esto no va a quedar así', dijo ayer el abogado del jubilado, Juan Humberto Fonzalida.

PROBLEMA LEGAL

La casa a la que anhela volver Gómez había sido de su suegra. Según contó, hace muchos años él y su ya fallecida esposa vivían de prestado en una finca, hasta que su suegra les propuso que se fueran a vivir con ella para evitar que fueran y volvieran todo el tiempo, porque iban a hacerle de comer.

Con el tiempo, su mujer falleció y él quedó solo en esa construcción de adobes (tres dormitorios y cocina comedor) emplazada en un terreno de 20 metros de ancho por 125 de largo, precisó el jubilado.

'Yo lo único que quiero es pasar mis últimos días en esa casa, tranquilo. Yo a esta señora siempre les di la mitad de lo que producía la tierra, como las cosechas del parral que yo hice, pero siempre me amenazó para que me fuera. Si yo hubiera sido un arrebatado no estaría aquí, estaría hasta el jopo porque no me hubiera quedado quieto y no hubiera soportado lo que me hicieron. Yo no tengo nada, es injusto lo que hicieron', relató Gómez, al borde de las lágrimas.

La mujer en cuestión es hija de la suegra de Gómez y, por lo tanto, excuñada del jubilado. Argumentaría que tanto la casa y la propiedad son suyas, y ese habría sido el motivo por el que decidió desalojar a Gómez, que ahora está 'de arrimado' en la casa de una sobrina, que además de él aloja a la familia de un hijo en su casa.

'Ellos se dicen supuestos herederos pero acá hay un tema de larga posesión que ningún juez podrá ignorar. El señor Gómez tiene derechos en esa propiedad y no puede ser despojado así como así, de manera tan violenta, sin ningún respeto a su dignidad como persona', concluyó Fonzalida.