El exfuncionario caucetero (41 años) preso por el presunto abuso sexual de su hija denunció que intentaron matarlo en el Penal de Chimbas y acusó que el exintendente Julián Gil está detrás del ataque. La supuesta agresión trascendió ayer pero ocurrió durante la madrugada del pasado 20 de mayo, y pese a que ya pasaron más de 10 días, su abogado presentó ayer un escrito en el Tercer Juzgado de Instrucción para que el hombre "en forma urgente" sea trasladado a un centro de salud para que sea asistido y se le realicen "estudios y análisis necesarios para prevenir el agravamiento de su actual estado de salud". Desde el entorno indicaron que "tiene un pinzamiento en la columna y un fuerte ardor en la zona de las costillas. Está orinando y defecando con sangre y hace 8 días que no come porque vomita todo, es delicado su estado".

Los autores del presunto ataque contra él y un compañero de celda fueron al menos cuatro internos con quienes comparte pabellón. "Lo sorprendieron en su celda, despojándolo de algunas pertenencias y, en actitud hostil y agresiva, le aplicaron varios golpes de puño y puntapiés de manera muy violenta y con saña, en la cabeza y en el resto del cuerpo, llegando a colocarle una bolsa en la cabeza con la clara intención de asfixiarlo, aparte de haber sido agredido sexualmente", expuso su abogado, Nicolás Fiorentino. Su cliente pudo resistirse y evitar lo peor, pero sufrió "serias lesiones y traumas físicos y psíquicos".

En una llamada con un amigo, el exfuncionario y también comerciante le dice entre lágrimas que "están mandados por el Julián", en alusión a Gil, con quien tuvo una estrecha relación que se rompió cuando este último le sacó el cargo que le había otorgado. El hombre se encuentra detenido desde noviembre de 2019, luego de que una hija denunciara que la sometió sexualmente desde que tenía 13 años y que la prostituyó a cambio de dinero o favores. En esa acusación también estaba salpicado Gil, pues la víctima refirió que fue uno de los extorsionados por su padre.