Los primeros policías que llegaron al Lote Hogar 12 de Pocito, a eso de las 7.40 de ayer, la encontraron tranquila. "Discutimos, me pegó y le tiré el ladrillo", les dijo. A unos metros, tirado sobre la calle, estaba su expareja, Gonzalo Martínez (25), expulsando sangre por la parte trasera de la cabeza. No reaccionaba y no hubo caso, pese a los desesperados intentos de reanimación del personal de una ambulancia.

La víctima, Gonzalo Martínez.

Gabriela Núñez (28) confesó ser la autora del crimen del padre de tres de sus cuatro hijos, pero informalmente dijo a los pesquisas que su intención no fue causarle la muerte y que le arrojó el ladrillo como respuesta a una agresión previa por parte de él. Fuentes judiciales confirmaron que la mujer tenía marcas en el cuello, pero debían analizarlas para chequear su versión.

"Tenían un montón de problemas, nos cansamos de decirle que no viniera más. Ya antes ella hasta le había pateado la cabeza, es una loca. Siempre se pusieron denuncias, exposiciones, pero la Policía no hizo nada", se quejaron Diego y Agustín, hermanos de la víctima, entrevistados en exclusiva por este diario.

El actual novio de la homicida ayer mismo fue dado de alta y luego le tomaron declaración.

Martínez y Núñez estaban separados desde hacía unos dos años, pero seguían en contacto por sus hijos. Ayer, el joven fue por la casa de ella supuestamente porque era el cumpleaños de una de las nenas, de 3 años. Su familia señaló que había ido esa misma mañana y que a las 8 entraba a su trabajo en una carnicería de Rawson. Pero los investigadores manejaban la versión de que estaba desde antes en esa vivienda donde supo convivir hasta la separación. "Esa casa es un desastre, hasta metían travestis", afirmaron en el entorno del fallecido. Los vecinos coincidieron en que eran comunes las "juntaderas". En la madrugada de ayer hubo una de esas reuniones. Según fuentes policiales y judiciales, no faltó el alcohol y sobre la mesa además hallaron algo de marihuana. En esa juntada estaba también la actual pareja de Núñez, de apellido Roca. Ese muchacho tuvo un cruce con Martínez horas antes del episodio del ladrillo. Supuestamente Roca fue agredido con una botella de cerveza, ataque por el que fue atendido en el Hospital Rawson.

La homicida, Gabriela Núñez.

Esa fue la antesala de lo que pasaría después, cuando Martínez ya se retiraba de la casa. Sus hermanos dijeron que había pedido un taxi a través de una aplicación del celular. Cuando el vehículo llegó, salió y se subió. Pero pegó la vuelta cuando Núñez le gritó que se estaba olvidando la campera y una riñonera. En teoría cuando caminaba nuevamente hacia el taxi la mujer le arrojó el ladrillo, desde una distancia no muy larga. Ese ataque por la espalda resultó mortal, porque le dio justo en la base del cráneo, cayó y no se levantó más.

Desconsuelo. Los familiares del joven asesinado estaban ayer muy dolidos.
Dijeron que ahora quieren ocuparse de los hijos de la pareja.

El caso es investigado por el fiscal Francisco Micheltorena, de la UFI Delitos Especiales. Ayer esperaba el resultado de la autopsia y el informe de los peritos de Criminalística, pruebas claves para esclarecer el hecho. Núñez fue detenida y criticada por sus propios familiares que hacían comentarios mientras observaban el trabajo de los pesquisas. "Qué pendeja de m... ¿cómo va a hacer eso?", largó una hermana. "Era sabido que iba a pasar", agregó un tío.