Un hurto simple es, oficialmente, la primera causa con la que el 24 de enero de 2000, Mariano Alejandro Silva (alias "Marianito") inscribía su nombre en el historial delictivo provincial. Nacido en Rosario, Santa Fe, tenía 15 años entonces y por ser inimputable fue entregado a sus padres. Pero desde ese momento sus días al margen de la ley le sirvieron para asentar más marcas en los registros oficiales, con más de 30 causas, principalmente por robos y hurtos. Hasta que cosechó sus primeras condenas: 12 años y 6 meses por robos a mano armada, pena que al unificarse con otra le quedó en 14 años y 7 meses, y la cumplió en mayo de 2018. Pero ahora, con 36 años, otra vez está complicado por el delito más recurrente en su vida, el robo agravado por el uso de armas. Y tan jaqueado está que el juez Eduardo Raed (de la Unidad Conclusiva de Causas) lo procesó con prisión preventiva y ordenó un embargo de medio millón en sus bienes, pues las pruebas lo convencieron de que él y otro sujeto aún no identificado, se metieron a una sucursal de "San Juan Servicios" en España y Periodistas Sanjuaninos, Villa del Carril, Capital. Y a golpes de puño contra una de las dos empleadas del local y amenazas con un cuchillo, se apoderaron de unos $185.000 del cobro de impuestos y otros $8.000 del kiosco, con los que la dueña del local pretendía hacer compras.

Ese episodio ocurrió alrededor de las 20 del 5 de junio del año pasado. Entonces una de las víctimas hablaba por teléfono con su hermana; la otra observaba su celular cuando vieron entrar a un sujeto manipulándose la ingle. La imagen las llevó a pensar que podían ser víctimas de un ataque sexual y en el acto una de ellas trató de impedirle el ingreso. Pero enseguida se vio envuelta en un forcejeo que trocó a francas trompadas en su rostro, con una exigencia precisa: "Dame la plata". Mientras otro sujeto se sumaba al ataque, la mujer atinó a darle los $8.000 del kiosco, pero el delincuente pidió más y no le quedó alternativa que darle la recaudación de la caja fuerte. Al final huyeron con la plata, dos teléfonos y una notebook.

Saber quiénes fueron los ladrones no fue tarea complicada. Vecinos del lugar vieron el VW Bora azul oscuro con vidrios polarizados estacionado frente al local el día del robo y lo reconocieron cuando la Policía lo secuestró. Los investigadores policiales se encargaron de recabar imágenes de cámaras de seguridad (oficiales y particulares) que arrojaron la patente del auto y hasta una multa de tránsito que le habían hecho a Mariano Silva en ese mismo vehículo unos meses antes, en enero. El análisis del uso de los teléfonos robados por parte de Delitos Complejos, también arrojó otro dato comprometedor para el "Marianito" y, a la vez, reveló un posible rasgo de amabilidad: según el expediente, Silva ofreció por Facebook uno de los teléfonos robados a una de las empleadas, lo vendió en $7.000 a una mujer sin ningún comprobante a cambio, pero no tuvo ningún problema en reintegrar el dinero cuando la compradora lo volvió a contactar para devolvérselo por problemas de funcionamiento.