Ese viaje era el principio de una nueva vida para Dayana y Mauricio. Por fin habían decidido formar pareja y su nuevo hogar estaba en el poblado riojano de Nonogasta. Los padres de la chica no querían estar ausentes en este proyecto y decidieron acompañarlos para ayudarlos a acomodarse en lo que iba a hacer su casa. Con esa ilusión la familia partió desde Jáchal rumbo La Rioja el jueves último, en un viaje en auto que por cuestión del destino tuvo un trágico final sobre la ruta 40, en la vecina provincia. Primero fue la lluvia, después un desmoronamiento en un cerro que, con tan mala suerte, provocó que una inmensa roca cayera justo arriba de su coche y acabara con las vidas de la pareja de jovencitos y los dos mayores.

El malogrado viaje de esta familia jachallera terminó de la peor manera el jueves, alrededor de las 21.45, sobre en un tramo sinuoso de la ruta 40 en la llamada Cuesta de Miranda, a 1 kilómetro del paraje Cachiyuyal y a 30 kilómetros de la ciudad riojana de Chilecito.

Fue una muerte atroz para José Bernardo Leiva, de 56 años; su esposa Susana Beatríz Olivera, de 55; su hija menor Dayana Evelina, de 18 años, y el novio de ésta, Alberto Mauricio Tejada, de 25 años, que quedaron aplastados dentro del coche, confirmaron fuentes de la comisara de Nonogasta.

Los Leiva son una conocida familia de la calle España, en Jáchal. El hombre era operario de la Dirección de Arquitectura y Obras Públicas de la provincia, su mujer en cambio era una ama de casa que siempre estaba pendiente de sus siete hijos, en especial a Dayana, la menor de todas.

La jovencita había culminado el tercer año en la Escuela Normal del departamento norteño. Estaba en su mejor momento, al menos en el amor, desde que Mauricio Tejada se cruzó en su vida. El joven era del barrio Malvinas Argentinas, del departamento norteño, y se dedicaba a reparar computadoras. Es más, se iban a vivir juntos al poblado de Nonogasta, La Rioja, donde residen dos hermanas de la chica. Estaba todo listo. Las hermanas de Dayana le habían conseguido trabajo a Mauricio en una fábrica y hasta le alquilaron una casa. José Leiva y su mujer les compraron algunos artefactos para el nuevo hogar.

El jueves fue el día elegido para ese viaje que llevaría a la parejita a instalarse a La Rioja. En el Chevrolet Corsa de Mauricio cargaron sus ropas y artefactos. José Leiva y Susana resolvieron acompañarlos para ayudar a los jóvenes en el traslado. Partieron la tarde del jueves hacia Nonogasta. Su último contacto telefónico fue a las 21, cuando pasaron por Villa Unión. Minutos más tarde, la tragedia los sorprendió en ese camino de cerros en la Cuesta de Miranda, en el departamento riojano de Chilecito. Fue en una bajada, en un tramo de curva y contracurva, explicó el comisario inspector Adán Barrera, jefe de la Regional Segunda de esa provincia. El comisario Daniel González, de la comisaría de Nonogasta, dijo: "Estaba lloviendo. Fue algo sorpresivo e inesperado, cuestión de la naturaleza". Y es que se produjo un desprendimiento de rocas al borde de la ruta, como a 80 o 100 metros en lo alto de un cerro. No hubo frenadas, señal de que la avalancha de piedras los agarró desprevenidos. Atrás del Chevrolet Corsa venían una Renault Trafic y auto Fiat Uno, pero no les pasó nada a esos vehículos. En cambio, una de las rocas aplastó al Corsa y en segundos mató a José Leiva -que en ese momento conducía-, a su esposa y a Dayana y Mauricio que iban sentados atrás.

"Tuvieron la desgracia que justo a ellos le cayó una roca", relató Barrera. Encima, después se precipitó otra piedra que golpeó al coche y lo dejó casi de costado. "Nunca vi una cosa así", dijo el jefe policial, quien dirigió el operativo en el que ocuparon una máquina de vialidad para correr la roca. Luego, los bomberos rompieron las chapas para retirar los cuatro cadáveres.