El juez Alberto Benito Ortiz ya pidió a la Policía agilizar el cruce de datos con otras fuerzas para frenar el creciente fenómeno delictivo.

Si me llaman por teléfono diciéndome que me gané un televisor inteligente (smart tv) más una buena suma en pesos o que logré una importante reactualización en dinero a través del Programa de Reparación Histórica de la Anses para jubilados o pensionados, no tengo que ir a un cajero automático. Repetir 100 veces. Aquella vieja consigna de los docentes para conseguir, a base de la reiteración, la comprensión de un concepto fundamental, parece por estos días una de las soluciones para evitar que los estafadores telefónicos se salgan con la suya. Y no es broma. Un relevamiento en dos juzgados penales, el Primer y el Tercer Juzgado de Instrucción, reveló que, por mes, esos delincuentes embolsan más de un millón de pesos, $1.164.000 para ser más precisos, en una veintena de denuncias.

Gente común, básicamente jubilados o personas mayores, pero también profesionales como un médico al que le sacaron más de $200.000, sucumbieron a la tentación de conseguir un jugoso premio, que al final salió al revés porque terminaron enviando plata a cuentas de bancos de Córdoba, Buenos Aires, Santiago del Estero o Santa Fe, principalmente.

Para los embaucadores el asunto se reduce a una afilada persuación. Así, el incauto es tentado con una frase que vence cualquier prejuicio: "usted ganó", generalmente se dice que un smart tv de 50 o más pulgadas más $50.000 solo por ser poseedor de la línea telefónica que utiliza. O una importante suma que la Anses (desde allí dicen llamar) entrega a jubilados o pensionados a través del Programa de Reparación Histórica. En menor medida, aparecen otras ofertas, como haber obtenido un premio del Telekino, dijeron fuentes judiciales.

Invariablemente, la segunda parte de ese embate es llevar a la víctima hasta el cajero automático para que siga las instrucciones por teléfono, prometiéndole que así podrá obtener la plata que se ganó. Pero ahí empieza el problema, pues a la primera incursión en el cajero el astuto delincuente consigue que su víctima le transfiera toda la plata que tiene en su cuenta y la envíe a una o más cuentas abiertas por el estafador en bancos de otras provincias.

En caso de duda, la víctima recibe como respuesta que el dinero le será reintegrado o que es parte de honorarios o gastos administrativos.

En una segunda tanda de instrucciones, logra hacerse de más dinero, pues le indica a la víctima cómo sacar un préstamo que también será derivado a cuentas bancarias externas y, claro está, cerradas apenas se acredita el dinero.

Cuando caen en la cuenta de que no ganaron nada y que su ansiedad engordó el bolsillo de un desconocido, ya es tarde. Y al mes siguiente el banco empieza a descontar la cuota del préstamo.

"Hay que evitar estas trampas"


"Hemos pedido colaboración a diferentes actores en este tema para alertar a la población y evitar así que caigan en este tipo de trampas. Preocupado por este fenómeno es que solicité a sección Defraudación y Estafas de la Policía de San Juan que entrecruce información y pida la colaboración de otras fuerzas policiales del país para avanzar en el esclarecimiento y prevenir también este tipo de delitos", aseguró el juez Alberto Benito Ortiz, titular del Primer Juzgado de Instrucción.

"Sería acertado que los bancos también establecieran algún tipo de seguridad para sus clientes, para impedir este tipo de estafas. Y la gente debería tomar más recaudos cuando reciban un llamado de este tipo, no hay que caer en la ansiedad; tomarse un tiempo, averiguar sobre la certeza de lo que les prometen o avisar a la Policía antes de ir a un cajero automático", agregó el magistrado.