Un sargento de Gendarmería de 37 años empezó ayer a ser juzgado por abusar de su propia hija cuando tenía 3 años. Ante el juez Juan Gabriel Meglioli, el acusado negó haber cometido tales atropellos en la integridad sexual de la menor y aseguró que solo cuidaba de ella como todo padre. De todos modos, en el inicio del debate declaró una psicóloga que entrevistó a la niña y consideró que presentaba indicadores de abuso y no mintió cuando dijo que su padre le hacía sexo oral y la sometía a otras prácticas.

El hecho atribuido a ese hombre (no mencionado para preservar a la menor) fue denunciado por su expareja el 20 de mayo del año pasado. Fue después de que, en abril de ese año, presenciara la 'rara' escena de ver salir a su hija semidesnuda de la cintura para abajo de la casa que compartían. Y de insistir con sus preguntas sobre esa situación y obtener como respuesta que era porque su padre abusaba de ella.

Por ahora el imputado está libre, pero podría ir a la cárcel si resulta condenado a más de 3 años.

Ayer, la mujer ratificó su denuncia ante el juez, el imputado y su defensor Claudio Vera y ante el fiscal Duilio Ejarque, quien considera que el acusado cometió el delito de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo. Por esa conducta prohibida, ya anticipó que pretende un castigo de 10 años para el efectivo.

El imputado permanece en libertad por la conducta demostrada en el proceso, pues se presentó cada vez que fue citado y colaboró con la Justicia.

De todos modos esa situación podría variar si al cabo del juicio recibe una condena que, se estima, será de cumplimiento efectivo si es mayor a 3 años de cárcel.

Para hoy está previsto que declaren varios testigos, incluido un psicólogo que abordó al gendarme y concluyó que es inmaduro sexualmente y es proclive a cometer maniobras como las que le atribuyen.