Los familiares ayer se mostraron muy angustiados en el hospital, como el padre de Facundo Pastén (abajo), quien quedó en estado desesperante con casi el 100% de quemaduras en su cuerpo.


Aún no pueden descifrar cómo sucedió, pero lo que ahora mantiene en vilo a las familias es qué sucederá luego de la descarga eléctrica por bajar un barrilete que envió a Sergio Castro (10) al Sector Quemados del Marcial Quiroga y a Facundo Pastén (24) a la Terapia con casi el 100% de su cuerpo quemado y al borde de la muerte. 

Sergio tiene el 22% de su cuerpo con quemaduras de tercer y cuarto grado: parte izquierda del rostro y oído (que deberá someter a estudios), y brazo y pierna izquierda. Tendrá que permanecer 20 días aislado y bajo estrictos cuidados. Vive con sus padres y dos hermanos de 8 y 4 años en el asentamiento La Defensa, pero ahora deberán buscar un nuevo hogar, puesto que su casa no cumple con los requisitos necesarios para cuando reciba el alta. "Vivimos detrás de un basural y él no puede estar en contacto con nada, ni con la tierra" dijo su padre, Sergio Castro (27), quien es changarín y hace tres días no tiene trabajo y se mantienen con un plan estatal. Espera que desde Acción social le ayuden, al menos, con los gastos en medicamentos.

Por otro lado, el estado de Facundo Pastén (24) es mucho más grave. Además de la piel desprendida, tiene sus pulmones y riñones comprometidos. Está en coma inducido con respiración asistida. El joven es pocitano, pero había ido a pasar Semana Santa a lo de su pareja, en el asentamiento La Paz (calle 5 y Pellegrini), en La Bebida, Rivadavia. Según su familia, el drama ocurrió cerca de las 18 del sábado, cuando el joven intentó evitar que Sergio sacara por su cuenta un barrilete que se había atorado entre los cables de alta tensión de un poste situado a orillas de ese asentamiento. Cuando Facundo quiso sacarlo, entonces recibió la descarga que alcanzó también al niño, situado a menos de un metro de él.

Pastén es uno de los últimos entre 11 hermanos y hasta el accidente trabajaba con su padre haciendo pozos. "Era el más activo y alegre, y ahora vive con una máquina", dijo triste su cuñada, Lorena, quien habló por los padres mientras estos recibían el poco alentador parte médico del día.