Los cables arrancados del interior del remis

El riesgo al que se exponen los conductores de remis es alto. Más aún si, como sucedió en este caso, los delincuentes se disfrazan de clientes. La víctima fue Héctor Reinoso, un chofer de 38 años que comenzaba a circular para poder juntar el dinero que le permita poner un plato de comida en la mesa. Fue asaltado este jueves por dos malvivientes en calle Las Piedritas, Albardón, cuando estaba por dejar a los “pasajeros”.

Alrededor de las 9.15 de la mañana, apenas un rato después de iniciar la jornada laboral, Reinoso –trabajador de la empresa Sumampa remis- es detenido por dos jóvenes que, según comenta, “eran chicos grandes, muy bien vestidos”, en la intersección de Laprida y Avenida Rioja (Capital). Allí se pone en marcha un viaje que a todas luces parecía normal pero que finalizó de la peor manera.

Este es el remis que fue robado.

Los dos ladrones esperaron a que Reinoso llegara a calle La Laja, comenzaron a dar indicaciones confusas hasta llegar a un badén ubicado en calle Las Piedritas. Al momento de pagar, los jóvenes empezaron a buscar en sus bolsillos y, de pronto, el remisero siente una punta afilada a la altura del riñón. Los criminales, de inmediato lanzaron la amenaza: “quedate quieto o sos boleta”.

Reinoso obedeció al ver un enorme cuchillo de puño blanco que amenaza su cuerpo. Mientras está inmóvil, los delincuentes le sustrajeron el tarifador, la radio y 200 pesos. “Recién empezaba a laburar, era lo poco que había juntado”, apuntó la víctima. Pero eso no fue todo.

La peor parte fue cuando le quitaron la llave del auto y comenzaron a alejarse. “Se iban caminando como si nada y me gritaban que si me daba vuelta para mirarlos me iban a matar”, comentó Reinoso con un nudo en la garganta. Sin embargo, y como si no hubiera sido suficiente para el chófer, los ladrones arrojaron las llaves en medio del campo.

Un nuevo periplo al que el remisero debió hacerle frente. Emprendió la búsqueda sin mucha suerte hasta las 18, cuando finalmente dio con ellas. “Imaginate, desde las 9 o 10 hasta las seis de la tarde, una locura” expresó con dolor por la humillación. La denuncia todavía no la radicó porque no tuvo tiempo. “En un rato me junto con el dueño del auto y vamos a hacer la denuncia” concretó.