La autopsia practicada en el cuerpo de María Susana Pérez (53), reveló que su atacante no le provocó otra lesión más que ese disparo con una escopeta casera que le destrozó el cráneo en la parte superior, dejándole una veintena de perdigones desparramados en el interior de su cabeza el último sábado alrededor de las 20, en la casa que les prestaban en Joaquín Uñac (conocida como Mendoza), metros al Norte de Calle 10, en Pocito. Los investigadores creen que el supuesto homicida, su propia pareja Antonio Pelaytay (47), apoyó el caño del arma en la cabeza antes de disparar. Y que luego intentó fingir que el ataque lo había cometido otra persona, por sus contradicciones y porque dentro de la casa los testigos percibieron dos escenarios distintos: uno cuando llegaron a ver qué le había pasado a la mujer porque el propio Pelaytay fue hasta el hospital a pedir ayuda diciendo que ella se había autoagredido. Y otro después, con la casa toda revuelta y hasta una puerta del fondo rota.