No fue sencillo llegar al humilde rancho y llevarse presa a la dueña de casa. Más de un policía de Drogas Ilegales se conmovió ayer a la siesta al ver que seis chicos de entre 2 meses y 8 años, deberían necesariamente quedarse con un familiar hasta que el juez federal Leopoldo Rago Gallo resuelva qué hacer con su madre, detenida con su pareja luego de que en la casa encontraran 8 envoltorios y un trozo compacto con marihuana (en total 175 gramos) y unos 250 pesos en billetes de baja denominación, un hecho que consideran clave para sospechar que ambos se dedicaban a vender droga.

La sospechosa en cuestión es de apellido Calderón y tiene 26 años. De su pareja (no es el padre de los chicos) solo trascendió su apellido, Toledo, de 24 años. Ambos quedaron en la mira de los pesquisas de Drogas Ilegales desde hace un mes, pero recién ayer los investigadores encabezados por el comisario inspector Oscar Riveros y el principal Marcelo Naveda, constataron el dato y allanaron el humilde rancho de la familia en lateral Sur de ruta 20, metros al Oeste de Gorriti, en Santa Lucía.

Los investigadores quedaron convencidos ayer que la pareja no vendía porros y realizaban una suerte de subdistribución de estupefacientes en pequeños envoltorios. Y ayer intentaban llegar más arriba en la cadena de comercialización.

Vender drogas es un delito que, de probarse, puede significar un castigo de entre 4 y 15 años de cárcel para la persona imputada. De todos modos, en la justicia federal existen antecedentes de sospechosos que pudieron conseguir la excarcelación bajo fianza.