María Graciela Sosa Osorio, la madre de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado en enero de 2020 frente a un boliche de Villa Gesell, aseguró que ella es "una mujer acabada", que su hijo "era un ángel" y que no comprende cómo chicos de su misma edad lo atacaron. "¿Con qué derecho le arrebataron la vida?", preguntó delante de los ocho rugbiers imputados por el homicidio de su hijo, al declarar ayer en la primera audiencia del juicio, que se lleva adelante en los tribunales de Dolores.

"No comprendo, y nunca aceptaré, cómo chicos de la edad de Fer le hayan hecho esto. Lo atacaron por la espalda, lo tiraron por el piso, le reventaron la cabeza... ese cuerpito que yo lo tuve nueve meses en mi panza", dijo la mujer en un tramo de un testimonio cargado de llanto y emoción, al punto de que en dos oportunidades la jueza que preside el tribunal le preguntó si estaba en condiciones de seguir.

"No tengo nada, no tengo razón para vivir. ¿Saben lo doloroso que es ir al cementerio, tocar la foto de él y no tener respuesta? Somos huérfanos para siempre. Quiero un poco de paz", agregó.

Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23), quienes cumplen prisión preventiva en la cárcel de Florencio Varela desde hace casi tres años, fueron llevados a Dolores el día previo al juicio y ayer presenciaron toda la audiencia sentados en el banquillo y sin pedir declarar, lo cual pueden hacer en cualquier momento del debate.

Todos ellos afrontan una acusación como coautores del "homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas" y "lesiones leves", en el caso de los amigos de Fernando, también atacados a golpes en la puerta del boliche "Le Brique" el 18 de enero de 2020.

El debate se reanudará hoy a las 9 con la declaración de los amigos de Fernando que estaban con él al momento del crimen. También debería declarar Julieta Rossi, la novia, pero no estaría en condiciones de hacerlo.