Mendoza, 10 de diciembre.- Un menor de trece años fue derivado a un centro de salud mental, luego de que él mismo se atribuyera haber participado en la muerte de Ezequiel Miguel (10), quien fue asesinado el jueves por la noche junto a su madre, Mónica Miguel (49), y sus abuelos, Alí Miguel (80) y Sara García (83).

De esta manera, el cuádruple crimen de Las Heras, tendría al menos resuelta una muerte -la del menor- en tanto que los asesinatos de los mayores se mantienen en una nebulosa sobre la cual las pericias podrían aclarar algunas zonas los próximos días.

Este principio de resolución del terrible cuádruple crimen trajo tranquilidad al Gobierno, luego de los ataques que sufrieron los funcionarios de Seguridad en el barrio 8 de Mayo a pocas horas de que asumiera el nuevo gobernador, Francisco "Paco" Pérez.

El adolescente recluido en un centro psiquiátrico -cuyo nombre se reserva por ser menor de edad- podría tener algún desorden de tipo psicopático, a juzgar por la derivación que hizo el fiscal. El joven era íntimo amigo del chico muerto, quien sufría de esquizofrenia, según relataron sus parientes.

Ayer al mediodía, el fiscal penal de menores, Gustavo Farmache, entrevistó ante su abuela al joven sospechoso y éste habría declarado haber dado muerte a Ezequiel con un arma blanca pero nada dijo quién asesinó a los tres mayores. Tras esa declaración, el chico fue trasladado a un psiquiátrico.

"Es un chico muy inteligente y durante toda la noche se mostró muy tranquilo; hablaba de cualquier cosa e incluso, en un momento, se quedó dormido sobre el escritorio", explicó a Los Andes una fuente que trabajó en la investigación.

El sospechoso, por ser menor de 16 años, es menor no punible por lo cual su destino final, a futuro, podría ser una institución psiquiátrica, la Comisaria del Menor, la Dinaf o bien la vuelta a su casa, donde vive con su padre y sus abuelos.

Cuatro muertes dudosas

El jueves a las 21, un vecino denunció al 911 que en una casa de San Pedro al 1300 del barrio 8 de Julio de Las Heras -detrás del Campo histórico El Plumerillo- habían matado a cuatro personas.

De Inmediato, el CEO desplazó al lugar a una decena de móviles. Los uniformados confirmaron la grave situación: Alí Miguel y su hija Mónica estaban muertos; el chico y su abuela, agonizaban: ambos fueron llevados a distintos hospitales pero a los pocos minutos murieron.

El barrio se transformó en una verdadera caldera, ya que la primera información -reflejada en los diarios de ayer- indicaba que un hombre había entrado en la casa y había matado a toda la familia. La versión la dio, claro, el chico de 13 años que fue derivado al psiquiátrico, único testigo presencial del caso, hasta ese momento.

Mientras los peritos de la policía Científica trabajan sobre los cadáveres, un grupo de personas que viven en un barrio cercano, quisieron agredir a algunos funcionarios, entre ellos al jefe de la Policía, Juan Carlos Caleri, la cara más visible que en los últimos tiempos tiene el Ministerio de Seguridad.


Todos apuñalados

La primera persona que entró a la vivienda, fue Tito, un vecino que tenía una profunda relación de amistad con la familia Miguel desde hacía más de 20 años.

La mujer de Tito explicó a Los Andes que su marido estaba en el fondo y cuando le avisó la cuñada, salió corriendo, cruzó la calle, golpeó la puerta y como nadie le contestaba, se acercó a la ventana, levantó la cortina y vio sangre. De inmediato, se subió al techo e ingresó por el patio.

"Miguel (el abuelo) estaba en el living y Sara (la abuela), casi a los pies de él, con vida. Mónica estaba en su habitación, sentada, al lado de una mesita de luz. Ezequiel estaba en el baño", explicó la mujer.

La versión es coincidente con la que dio ayer a este diario Rubén Molina, padrino del niño, y su mujer, Mónica Carabajal. Ambos ingresaron a la vivienda tras los asesinatos.

"El abuelo estaba en el living pero había unas manchas de sangre como que lo habían arrastrado desde la cocina comedor hasta el living. Y en el baño, detrás de Ezequiel, había dos cuchillos, uno de asador y el otro para cortar pan", apuntó Carabajal.

Según contó una vecina, tanto la abuela como el chico, fueron llevados por la policía con vida en los móviles policiales. Pero de acuerdo con una fuente policial, lo llevaron los vecinos.

Lo cierto es que Sara llegó hasta la guardia del hospital Lagomaggiore, donde falleció. "A Ezequiel lo sacó un policía en una manta blanca, todo tapado, se le veía la cabeza nada más", confió una vecina. El niño fue llevado hasta el hospital Carrillo de Las Heras, donde finalmente murió.

Según la observación de los primeros peritos de Científica, todas las víctimas habían sido apuñaladas. Algunas versiones decían que algunos cuerpos presentaban más de diez puntazos. Ayer a la tarde, los 4 fallecidos fueron velados en una sala de Olascoaga e Independencia.