Trágico. Nicolás Medina conducía la camioneta de su padre, que terminó destrozada tras el impacto con un árbol, un poste y los tumbos en el asfalto.
Nicolás Medina (izquierda) y su amigo Blas Díaz, que se salvó de milagro.

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En el entorno del club Atlético de la Juventud Alianza aseguran que Blas Díaz (18), les dijo que volvían luego de pasar la noche divirtiéndose cuando, al parecer, su amigo Nicolás Medina (17) se quedó dormido al volante. Y entonces ocurrió una tragedia y también un milagro en esa calle de San Martín, la Belgrano, metros al norte de avenida Sarmiento: porque la camioneta Fiat Strada que guiaba Medina chocó contra un eucalipto, destrozó luego un poste del tendido eléctrico y terminó a los tumbos en un tramo de unos 40 metros. Cuando el descontrol paró, ambos jóvenes estaban tirados en la calle. Pero Blas, de milagro, pudo levantarse porque apenas resultó lastimado. Confundido, pero a salvo, caminó hasta donde estaba su entrañable amigo, pero ahí descubrió una dolorosa y muy diferente situación: Medina ya no se movía, dijeron.


Blas y ‘Nico’ habían pasado por las inferiores del club de Santa Lucía hasta que ambos se ganaron un lugar en el primer equipo: Blas como volante, ‘Nico’ como defensor central y en algunas ocasiones, capitán.


El lamentable accidente que los involucró pasó alrededor de las 9,20 de ayer sobre calle Belgrano. A esa hora, los jóvenes transitaban hacia el Sur por esa arteria en la camioneta del padre de Medina, que vive en San Martín. Hasta que el conductor perdió el control, se fue hacia su izquierda y nada volvió a ser lo mismo.


El caso fue uno de los dos trágicos del día (ver Se mató...) y causó conmoción en el mundo de Alianza, que ayer se trasladó en masa hasta San Martín, para dar su apoyo a los futbolistas, que eran muy queridos en el club.


‘Nico era corpulento y grandote, pero en el fondo era un chico, muy buen chico. Estaba en el último año en el Colegio Don Bosco y además de jugar, su pasión le alcanzaba para ayudarle a mi hermano en las inferiores del club’, dijo ayer Daniel Garipe, jugador símbolo de los lechuzos.


El caso es investigado en la seccional 19na de San Martín, donde ayer manejaban también la hipótesis de una falla humana como principal causa del siniestro.


‘A simple vista no hay frenadas y tampoco referencia de la presencia de otro vehículo. Parece que fue una falla humana’, dijo un jefe policial.

Pibe jodón y referente del plantel

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Nicolás Medina vivía en Desamparados pero su casa era Atlético Alianza. El Lechuzo era más que su vida. Su cuna. El club que lo cobijó desde la Escuelita de fútbol y donde derrotó talento hasta la tarde del sábado donde jugó de titular ante Marquesado. Sus compañeros y nadie podían imaginarse el triste final que el chico tendría horas después. 


Nico creció, hizo todas inferiores hasta que llegó a debutar hace dos temporadas con apenas 15 años en la Primera División. Con su altura y su cuerpo robusto, ameritaba un lugar en el equipo principal a su corta edad por eso, en septiembre del año pasado se dio el lujo de debutar en el Federal “B” ante Villa Obrera, al lado de dos gigantes como Rubén Ceballos y el “Pipa” Garipe. Ceballos, ahora técnico de la Primera Local, confió en sus condiciones y gracias a su carácter, le dio la cinta de capitán este año. En la cancha se había convertido en todo un referente. Adentro del vestuario era el pibe jodón, el que siempre aparecía para sacar una sonrisa al plantel o para levantarlo con una palabra de aliento en el momento de la derrota. Todos en Santa Lucía lo van a extrañar, hasta sus pequeños de la Promocional, categoría que había comenzado a dirigir este año.