Carlos Ramírez (47) entró en desesperación cuando vio que por la puerta salía humo. Había ido a comprar al almacén del barrio unos bifes para cenar y su madre había quedado sola. Ingresó a las corridas y en medio de una intensa humareda la empezó a llamar, pero la anciana no respondía. "Gritaba, gritaba, no la veía", explicó ayer el hombre a los investigadores. Salió a los gritos y con ayuda de los vecinos abrieron las ventanas, pero todos los esfuerzos terminaron siendo en vano. Isabel Allende se llamaba esa jubilada de 83 años que perdió la vida trágicamente al acercarse demasiado con su silla de ruedas a una estufa, para calentarse. Concretamente era una pantalla a gas amurada a una pared de la cocina. La hipótesis de los pesquisas es que una manta con la que envolvía sus piernas tomó contacto con la estufa y se prendió fuego. A la anciana la hallaron tendida en el piso, con algunas quemaduras y con un cuadro de intoxicación con humo que la había dejado inconsciente y que terminó siendo fatal, porque a la 1.55 de ayer falleció en el Marcial Quiroga.

La desgracia ocurrió a eso de las 21.30 del último domingo, en su casa de la manzana 2 del Barrio Ruta 20 de Caucete. En ese lugar vivía Isabel junto a Carlos, uno de sus dos hijos, quien ayer continuaba en shock y sin ánimos de hablar con la prensa.

La anciana estaba jubilada. Le decían "Flaca". Dedicó gran parte de su vida a atender una avícola y hasta hace unos años se mantenía activa, pero empezó con problemas de cadera y no le quedó otra que resignarse a usar silla de ruedas. "Ella hace unos años hasta andaba en bicicleta. Pero hace como 3 años tuvo una operación de cadera y no quedó bien. Por ahí se paraba, pero no tenía mucha estabilidad", explicó a este diario Mirna Morales, cuñada de la víctima. Y lamentó que las miras pudieran posicionarse sobre Carlos, el hijo. "Fueron segundos que la dejó sola... qué lástima, el almacén queda en la esquina. Él dejó de trabajar en Veladero para atenderla, a él no se le puede reprochar nada. Dejó todo para cuidarla. Le cambiaba los pañales, la tenía muy bien higienizada y ahora la cuidaba un montón por el tema de los contagios. Siempre le decía "Mi reina". Y si él se iba a hacer algún trabajo (es electricista) pagaba a alguna chica para que la cuidara, nunca la dejaba sola. Ella era muy dependiente de él. A veces la hacía pintar, la tenía impecable, con sus alhajas, siempre bien arreglada", dijo.

Los investigadores de la UFI Delitos Especiales trabajaron ayer en la casa, recolectando pruebas claves para esclarecer el caso. También entrevistaron a los vecinos y le tomaron declaración al hijo de la víctima. Si bien anoche esperaban el resultado de la autopsia, los informes preliminares conducían a la teoría de que todo fue un accidente. De confirmarse, la causa pasará al archivo.