Un albañil de 56 años pudo volver libre ayer a su casa luego de pasar 2 años y 7 meses preso en el Penal de Chimbas, sospechado de haber abusado y corrompido sexualmente a sus dos hijos, un hombre y una mujer que hoy tienen 33 y 32 años y que en abril de 2019 denunciaron haber sido atacados sexualmente por su padre entre 1993 y 2000. Entre las maniobras que relataron, se incluyó un momento en que -consta en el expediente- los obligó a tener sexo entre ellos (fingieron el acto) delante suyo, todos desnudos. Se suponía que ayer el juez Víctor Hugo Muñoz Carpino (Sala I, Cámara Penal) debía decidir entre el pedido de la fiscal Marcela Torres de condenarlo a 18 años de cárcel por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores, agravados por ser la persona encargada de educarlos y cuidarlos. O absolverlo como solicitaba el defensor José Nicolás Carrizo, por las contradicciones y las numerosas rectificaciones concretadas por los hijos del acusado.

Sin embargo el magistrado entendió que ya nada se podía hacer en esa causa, porque los hechos denunciados habían ocurrido hace más de 20 años y, por lo tanto, habían prescripto. En otras palabras, ya habían vencido los plazos para investigar a ese hombre y llegar a una sentencia. Por eso decidió liberarlo en el acto.

El caso había sido denunciado por los hijos del albañil el 27 de abril de 2019. Y días después, el 4 de mayo, quedó detenido.

En el medio, hubo varios intentos de retractarse por parte de los hijos, que incluso presentaron un escrito para negar que hubieran acusado a su padre por agresiones sexuales y atribuyeron a efectivos de la Comisaría de la Mujer haber puesto en su denuncia la referencia a esos delitos, ya que ellos solo querían denunciar violencia doméstica, dijeron.

La fiscal sostuvo la acusación porque los psicólogos que entrevistaron a los hermanos, encontraron indicadores de que habían sido víctimas de abuso sexual. Y porque aseguraron que la "retractación" es parte del sintomatología de las víctimas de ataques sexuales.

Por el contrario, el defensor cuestionó a los psicólogos y sus informes, porque entendió que los hermanos habían atravesado otras situaciones traumáticas en su historia de vida, que pudieron llevarlos a evidenciar los mismos síntomas.

El acusado siempre negó haber cometido delitos sexuales y atribuyó las denuncias en su contra a una suerte de venganza de sus hijos, a quienes más de una vez echó de su casa a causa de los numerosos problemas domésticos que mantuvo con ellos.

Ayer, la fiscal anticipó que pedirá la revisión del fallo ante la Corte de Justicia.