Sin vida. El chico murió en la puerta de la subcomisaría Cipolletti, esperando una ambulancia.


"Yo le decía que no se metiera en problemas, que no anduviera con malas juntas", se lamentaba el padre. Pero evidentemente el chico no hizo caso, porque ayer un conocido de él lo mató de un cuchillazo en el pecho en medio de una pelea por la posesión de una moto que habían robado horas antes, dijeron fuentes policiales.

El crimen de Lucas Ezequiel Castro tuvo una cruel coincidencia, pues su sangriento final tuvo lugar el mismo día en el que estaba cumpliendo 17 años.

Dolor. Sergio Castro pidió justicia por su hijo. La última vez que lo vio fue hace varios años.

Todo ocurrió en el Barrio 7 Conjunto 2, en Chimbas, a apenas unos metros de la casa donde la víctima vivía con su madre y su abuela. Y también muy cerca del domicilio de Enzo Quiroga Reinoso (19), quien más tarde confesó el asesinato a los policías que lo detuvieron.

Al parecer, Castro y Quiroga se conocían muy bien. "Siempre andaban juntos, eran amigos del barrio", aseguró ayer un vecino. Esa supuesta amistad se cortó ayer, y de la peor manera. La versión policial indica que todo comenzó en la noche del sábado, cuando ellos dos y otros sujetos se juntaron a beber alcohol afuera de un domicilio de ese barrio.

Víctima. Lucas Ezequiel Castro encontró la muerte el mismo día en el que cumplía 17 años.

La reunión se extendió hasta la mañana del domingo, cuando a eso de las 11.20 Castro y Reinoso se desconocieron e iniciaron una acalorada discusión que terminó con el primero de ellos apuñalado en el pecho. ¿El motivo? Se disputaban una moto que habían robado. Los pesquisas trataban de establecer de dónde la sustrajeron, pero la suposición es que lo hicieron esa misma noche.

Cuando advirtió que la herida era grave, Castro corrió hasta su casa a pedir ayuda. Entonces su tío lo llevó en su Chevrolet S-10 hasta la subcomisaría Cipolletti, desde donde solicitaron asistencia médica urgente. Sin embargo, los médicos llegaron solamente para constatar el fallecimiento.

Con el aporte de testigos, la Policía identificó al supuesto homicida y cerca de las 14.30 de ayer, efectivos de esa subcomisaría, al mando del comisario Oscar Sombra, lo apresaron cuando merodeaba el Barrio Valle Grande, en Rawson. Tenía una punta (de todas formas creen que mató con un cuchillo tipo Tramontina) y sus prendas manchadas con sangre. Y ante las preguntas confesó la autoría del crimen.

"Andaba por mal camino pero igual merece justicia. El que lo hizo mató a un niño, se merece un duro castigo", pidió al borde del llanto Sergio Castro, el padre de la víctima, que no lo veía hace muchos años pero que igual le "dolió mucho", sostuvo.