Desazón. Así quedó el monoambiente en el que vivía esa mujer y sus 4 hijos. Una de sus hermanas (en la foto) pidió ayuda para la familia.

Un niño prendió una vela por jugar y sin querer dejó sin hogar a toda su familia. La llama desató el incendio en el interior de ese monoambiente en el que vivían una mujer separada y sus cuatro hijos, uno de ellos discapacitado, y el daño fue tremendo: se quemaron los muebles, los artefactos, la ropa y hasta se desmoronó el techo de la precaria construcción ubicada en la parte trasera de una vivienda de Caucete.


Esto pasó ayer a las 12,30. Noelia Giménez y su hija Morena (5), que tiene insuficiencia renal, en ese momento estaban en el hospital, mientras que los otros niños estaban por almorzar con sus abuelos, tíos y primos en la parte de adelante de esa propiedad en la esquina de Rawson y Rodríguez, del Bº Ruta 20. ‘No nos dimos cuenta. Justo vino una vecina a pedirnos un inflador y me fui para el fondo, ahí me di cuenta que se estaba quemando la casa de mi hija y mis nietos’, relató Francisco Giménez, el papá de Noelia.


La familia con los vecinos intentaron apagar el fuego, pero fue en vano. Las llamas destruyeron dos modulares, tres roperos con toda la ropa, cuatro camas, dos televisores, una heladera, una cocina, un microondas, una computadora y un ventilador, entre otras cosas. El siniestro alcanzó otra habitación que ocupan la hermana de Noelia y sus 5 hijos, aunque el daño fue menor. El oficial Viñales y los bomberos David Carrizo y Matías Díaz, de los Bomberos Voluntarios de Caucete, evitaron que el fuego se propagara al resto de la propiedad, donde viven otras dos familias.


Noelia se enteró del desastre más tarde. ‘Volvía del hospital, cuando me avisaron del incendio. Ya habían apagado todo, pero no quedaba nada. Me quería morir’, dijo la mujer que trabaja en un plan municipal. Pasado el susto, uno de los niños contó que otros de sus hermanitos había prendido una vela.