Dos delincuentes desataron toda su crueldad contra una pensionada de 32 años que padece retraso mental y epilepsia, a quien agarraron a patadas hasta quebrarle una pierna, para solamente llevarse de su casa 2.000 pesos, dos pares de zapatillas, ropa y algo de mercadería, como yerba, azúcar, arroz, aceite y sal. Fue tanto el daño mental que ocasionaron en la víctima que minutos después del asalto sufrió un ataque de convulsiones que la tuvo al borde de lo peor.

Yolanda Estrella Domínguez se llama esa mujer con mentalidad de niña, que poco entendía cuando sobre las 11 del último miércoles entraron a su casa los ladrones, que estaban encapuchados y tenían cuchillos.

Su pareja, el jornalero Osvaldo Enrique Rodríguez (47), estaba trabajando y ella había quedado sola en esa casa que les prestan hace casi un año, que en realidad es un viejo depósito de una finca que ellos ambientaron como pudieron, en Balcarce y Cordillera de los Andes, una zona poco poblada de Santa Lucía.

Balbuceando, un tanto alterada y con ayuda de su hermana, Yolanda contó que estaba acostada cuando sintió que de golpe la tomaron del cuello. "Yo no quise hacerles nada pero igual me pegaron", expresó, con la voz entrecortada, mientras señalaba su pierna izquierda, que la tiene inmovilizada y permanentemente en alto porque le rompieron la rodilla.

Los otros golpes fueron en el cuello y en el brazo izquierdo, que lo tiene lleno de hematomas que le generan mucho dolor.

Rodríguez dijo que no logra entender cómo pudieron atacarlos a ellos, que "de perilla tenemos para comer". "Encima nos han llevado la única plata que teníamos y la mercadería, eso me indigna", se quejó. La saña contra su mujer cree que fue justamente por eso, porque el botín no era el esperado por los ladrones. Y no sólo se la agarraron contra ella, pues además tiraron al piso un viejo televisor y lo rompieron, al igual que una silla y unos platos. "Malditos, para hacernos daño nada más", lamentó el jornalero. Su consuelo es que todo pudo ser peor, porque Yolanda alcanzó a correr y pidió ayuda a un vecino, pero luego de eso se desplomó en la calle y comenzó a convulsionar. Entre varios la asistieron y luego fue trasladada al Hospital Rawson, donde pasó algunas horas internada.