Cristian Corso (34) está convencido que detrás del robo de $180.000 que sufrió en su avícola se esconde alguien que conoce los movimientos de la familia. Porque su hermano había vendido un auto y hacía poco que guardaba el dinero en ese lugar. Porque para entrar a los ladrones no les hizo falta hacer demasiado daño. Y, lo principal, porque actuaron durante la siesta, al parecer sabiendo que por las noches siempre alguien se queda a dormir en el local, justamente por temor a la inseguridad.

El ataque ocurrió entre las 15 y las 18.30 de ayer en "La Pollería", ubicada en la calle 25 de Mayo entre Jáchal y Díaz Vélez, en la Villa Unión, Chimbas. El dueño del dinero era Rodrigo Corso (18, estudiante), que hacía dos semanas había vendido en $150.000 el Volkswagen Gol que le habían regalado en mayo para su cumpleaños y que con otros $30.000 que le había dado su padre estaba buscando un nuevo vehículo. Los delincuentes le frustraron el plan, pues aprovecharon que a esa hora no había nadie en la avícola, saltaron unas rejas que hay al costado del salón, se dirigieron al fondo y cortaron el candado de una puerta reja. Una vez adentro, hicieron algo de desorden pero mucho no les costó encontrar la plata, que estaba escondida en una caja, debajo de unos cartones de cigarrillos. También se apoderaron del sencillo que había en la caja registradora (algo de $1.000) y huyeron.

"Nosotros nos vamos a almorzar y volvemos. En la noche nos turnamos para quedarnos, por ahí estoy yo, por ahí se queda mi señora o mi hermano. Ha sido alguien que sabe, que conoce los movimientos nuestros", aseguró Cristian Corso, dueño de la avícola, que vive en Santa Lucía. Su hermano este mediodía se encontraba con bronca y muy desanimado. Es que en estos días estuvo muy cerca de comprar un auto en Albardón, pero por una falla mecánica no cerró la operación.

Molesto. Cristian Corso, dueño de la pollería, se mostró rendido.

¿Por qué guardaron la plata en el comercio y no en la casa? "Estamos más acá que en nuestras casas. Mi hermano como no está yendo a la escuela viene y me ayuda siempre. Y por ahí sale de ir a ver un auto y nos vamos desde acá", explicó el comerciante.

Y concluyó: "Estamos acá hace poco, al negocio lo abrimos en febrero, luego cerramos por la pandemia y a fines de abril volvimos a atender. Es la primera vez que nos pasa y es horrible, pero bueno, pudo ser peor, mirá si venía uno con un arma y nos agarraba a tiros. Ya le dije a mi hermano que no se amargue, la plata va y viene".