Una nena de apenas 3 años fue rehén este fin de semana del exnovio de su mamá en la localidad mendocina de Maipú. Amenazas, secuestro y hasta la grave sospecha de un abuso sexual fueron parte de la “venganza” de un hombre que, para lastimar a la mujer, usó a la hija de ella como blanco de la agresión.

Esta historia de terror empezó el sábado minutos antes de las 18.30 cuando Antonella, de 24 años, recibió el primer mensaje de Daniel Ángel Barrera Pereyra, con quien se había negado a reconciliarse días atrás.

“Hija de p...: andate para la casa y sacate una foto para que vea que estás ahí con tus cosas. Si vas con la Policía voy a cag... matando a la Kiara. Tengo un cuchillo y se lo voy a clavar”, era la advertencia del hombre, que la joven madre pudo presentar como prueba cuando fue a la comisaría a realizar la denuncia acompañada por una amiga.

Pero no fue la única. Un rato después Barrera insistió y como ella todavía no le había enviado la foto que pedía, contraatacó: “La voy a llevar -a Kiara- al Canal San Martín y la voy a tirar”. Cerca de las 21, los chats de WhatsApp seguían intimidando a la madre de la menor. “¡Está lleno de policías! Te dije que no quería eso. Ahora voy a tirar a la Kiara al río. Te ordené que fueras a la casa pero ahora está lleno de cobanis”, fue el último mensaje que llegó a su celular, según publicó el portal MDZol.

A esa altura de la noche un importante operativo policial, que incluyó hasta los Bomberos y el helicóptero Halcón I, se había desplegado por la zona de Recoaro en busca del sospechoso. Lo primero que encontraron, sin embargo, fue su moto abandonada entre los yuyales. Era casi medianoche.

El peligro que rodeaba a Kiara era urgente y fueron los propios vecinos del lugar los que aportaron finalmente el dato clave para rescatarla, al asegurar a la policía haber visto al secuestrador ingresar a la casa de unos familiares en el Barrio Cooperativa Lunlunta en busca de refugio.

Barrera estaba rodeado pero aún así se negaba a soltar a la nena, a la cual sostenía en brazos como una suerte de escudo parado en el medio del patio de la vivienda. Tras una dramática negociación de la que participaron incluso sus familiares, cuatro efectivos lograron reducirlo y esposarlo para llevarlo detenido.

Parecía el final de la pesadilla, pero era el principio de otra mucho peor: Kiara contó que Barrera había abusado de ella. Su relato además abrió la sospecha de que su hermanita de 6 también hubiera sufrido abusos por parte del acusado y las dos menores fueron internadas en el Hospital Notti para ser sometidas a las pericias correspondientes.