Dañino. "Toda ayuda viene bien: ropa, colchones, sábanas y hasta trabajo si es posible", dijo Dylan Olguin. Su número es 2645182129.

Dylan Olguin (19) se agarra la cabeza de la impotencia que tiene. Su pareja Elena Soler (18) llora de tristeza. De un momento a otro su sueño se cayó a pedazos por culpa de malintencionados que les robaron lo poco de valor que tenían en su nueva casa y, como si eso fuera poco, luego les prendieron fuego la vivienda, reduciendo a escombros hasta la ropa que no habían alcanzado a llevarles. "Si ya habían robado lo poco que teníamos, ¿con qué necesidad nos incendian la casa?", dijo ayer el chico, cargado de bronca.

Hacía apenas 4 meses que se habían ido a vivir a ese lugar que les prestaban, en una finca ubicada en el callejón Buenaventura Luna, al Sur de Libertador, en Alto de Sierra, Santa Lucía. Ellos sólo se encargaban de pagar los servicios. Era lo que siempre quisieron y tenían el apoyo de sus padres, pero todo se truncó la noche del último sábado. Fue mientras estaban en Angaco, donde residen los padres de ella, ayudando a armar un carro para el corso del fin de semana. Fue el llamado de un vecino, alrededor de las 23, el que los puso en alerta. Y cuando llegaron ya nada se pudo hacer porque el daño ya estaba consumado. Al revisar se dieron cuenta de que la ventana de una de las habitaciones estaba forzada y que adentro faltaba el TV, un DVD, una pava eléctrica, un horno eléctrico, dos teléfonos, un parlante, dos computadoras y algo de ropa. Todo lo demás estaba quemado.

Lo que siguió fue una bronca terrible que incluso hasta ayer Dylan no podía ocultar. "De a poquito fuimos armando la casa, con mucho esfuerzo, para nosotros hasta lo más mínimo era valioso. Sigo sin entender por qué prendieron fuego, supongo que por daño, solamente por hacer un mal", indicó el joven, quien afirmó que "no tenemos bronca ni problemas con nadie". En la Policía dijeron que esa maniobra suelen utilizarla en zonas marginales para echar a los moradores y luego poder quedarse con la propiedad.

Dylan es changarín, hace trabajos de finca o albañilería. Elena por su parte terminó la secundaria y ahora cursa el ingreso para maestra jardinera. Ahora no les quedó otra que irse a lo de los padres de la chica, pero dijeron que les gustaría volver a encontrar otro lugar. "Elena en las noches la pasa mal, yo tengo que estar ahí al lado de ella. Yo la entiendo, eran las cositas nuestras necesarias, se pone triste pero yo la trato de calmar, le hago ver que hay otras cosas más importantes, que hay que mirar para adelante. Nos han destruido nuestro sueño pero bueno, a los que nos hicieron esto los dejamos en manos de Dios. Que lo que se llevaron les sirva de algo", cerró.