No hacía ni 20 minutos que estaban en la casa de un vecino que los invitó para el cumpleaños de uno de sus hijos, cuando les avisaron que su casa ardía. Daniel Bravo (33) temió. Y partió enseguida con su esposa y sus dos pequeños hijos (tienen 1 y 9 años), porque su mamá Marcelina Bravo (74), que sufre artrosis y problemas de presión arterial, había quedado sola. Cuando llegó, un espeso humo negro le impidió entrar, pero se alivió al saber que su madre, enferma y todo, había salido a avisar para que lo llamaran a él y también a los Bomberos.

Esos efectivos evitaron que el fuego consumiera todo en la casa y traspasara a viviendas vecinas.

Pero cuando todo pasó, la casa era un desastre. Los daños se potenciaron porque Daniel vive de changas y le será difícil remontar una situación tan crítica: el fuego se desató por un caloventor en su dormitorio, donde dormía con sus chicos y donde tenía prácticamente todas sus cosas.

Todo pasó alrededor de las 21 en una casa de Libertad y Tunuyán, en el barrio Neuquén, Rawson.

Tres camas, la ropa y calzado de la familia, y también un equipo de aire acondicionado fueron destruidos junto con todo lo que había en esa habitación, como documentos y algo del dinero de un plan estatal.

Las llamas también destruyeron dos televisores, una heladera, un equipo de música, todo lo que había en el baño y otras cosas de la cocina comedor.

El único lugar que no sufrió grandes daños fue el dormitorio de la dueña de casa, porque al parecer la puerta de su dormitorio estaba cerrada cuando las llamas se propagaron. Una mesa y las sillas fueron algunas de las pocas cosas que se salvaron.

"Cuando me fui dejé el caloventor prendido en mi pieza para mi mamá, que veía televisión. Ese aparato parece que causó todo... ahora mi mamá está con mi hermana, mi señora y mis hijos en la casa de mi suegra y yo (ayer) me quedé a dormir acá, pero está todo destruido y la verdad que no sé cómo vamos a salir de esto", dijo ayer Daniel.