Había entrado como de costumbre para ver cómo estaba su abuela y si necesitaba algo. Pero apenas asomó al umbral de la puerta del dormitorio, vio algo que la dejó helada: la anciana acostada boca arriba, con las piernas abiertas, con su vestido arremangado y sin ropa interior. Y muy cerca de ella, sentado a un costado, su tío tocándole los genitales, sin percatarse de nada. Entonces volvió sobre sus pasos y buscó simular que recién entraba, dándole un golpe a la puerta de ingreso. Eso alteró todo y enseguida vio salir a su tío acomodándose la bragueta del pantalón. Pero la mujer no pudo contenerse y se lo echó en cara: "Vos sabés muy bien lo que acabo de ver", le dijo. "No mamita, no es así", le dijo ese jubilado que ahora tiene 75 años.

Desde ese momento, las cosas cambiaron, sobre todo para ese hombre que estaba alojado en la casa de su tía desde que se vino de Buenos Aires, unos 4 años atrás. Porque la nieta de la anciana lo echó de la casa, se lo contó a su mamá, a un hermano y enseguida hubo una denuncia en la Policía.

Todo pasó el 4 de noviembre de 2020 a eso de las 14,30 en la casa de Caucete de esa anciana que sufría alzhéimer y que 25 días después perdería la vida, por complicaciones de salud provocadas por el coronavirus, según consta en el expediente.

Aquel día la joven contó que su abuela era cuidada por dos mujeres, una de 8 a 12 horas, la otra de 16 a 20,30. Que después del mediodía quedaba a cargo de su tío, pero que siempre estaban al tanto de la anciana porque ella vive al lado.

La revelación del posible abuso permitió comprender por qué a veces la anciana les decía (y ellos atribuían a desvaríos de su enfermedad), que unos hombres la tocaban o les advertía que tuvieran cuidado con su sobrino, porque con ella hacía lo que quería.

Es más, una de las mujeres dijo que muchas veces había visto a la dueña de casa sin ropa interior y que eso le sorprendía, porque le costaba moverse y le parecía imposible que pudiera sacarse esa ropa por sus propios medios. Las lesiones que detectó un médico fueron una prueba clave contra su sobrino, que desde aquellos días está preso.

Hoy, empezará a ser juzgado en la Sala I de la Cámara Penal por el juez Martín Heredia Zaldo. Todo indica que la fiscal de Cámara, Marcela Torres, sostendrá la acusación. El acusado será defendido por Ivana Salas.