El conductor que murió el pasado sábado en un siniestro vial ocurrido en la Circunvalación conducía en estado de ebriedad. 

Pablo Burgo de Vita se llamaba el fallecido. Tenía 32 años y trabajaba en uno de los controles fitosanitarios de la provincia. Ese día manejó en contramano por la Circunvalación hasta chocar de frente contra otro auto, que terminó incendiado pero con sus dos ocupantes a salvo. 

Los investigadores ya preveían el resultado, teniendo en cuanta que en el auto de la víctima fatal hallaron una hielera con bebidas alcohólicas como fernet y vodka.

La desgracia fue a las 6.16 del sábado, en Capital, en el anillo interno de la Circunvalación, unos 50 metros al Este de calle Tucumán. Los investigadores creen que Burgo había estado en alguna fiesta. Lo que se sabe es que, de acuerdo a los registros de las cámaras de seguridad, ingresó con su Volkswagen Gol a la Circunvalación por la subida de Scalabrini Ortiz. Su andar fue correcto, de hecho hizo un largo trecho hasta salir del anillo por la bajada hacia Tucumán. Lo que no se explican los pesquisas es por qué luego de atravesar esa calle volvió a subir hacia la Circunvalación y mucho menos por qué en vez de seguir en el mismo sentido hizo un giro de 45 grados hacia la izquierda, entrando a la avenida en contramano, en dirección al Oeste. Burgo hizo aproximadamente 200 metros en dirección contraria hasta que su sentido equivocado tuvo una trágica consecuencia. Fue cuando se encontró de frente con un Fiat Idea que guiaba un chico llamado Emiliano Castro (21), que iba acompañado de una conocida de nombre Tania Zalazar (20), ambos con domicilio en Caucete.

Pablo Burgo de Vita, víctima fatal.

El impacto fue frontal, violento y fatal para el conductor del Gol, cuyo cuerpo quedó aprisionado en el vehículo, sin ninguna chance. Diferente fue la suerte para los ocupantes del Fiat Idea, que pudieron salir cuando comenzó a incendiarse el auto.

El caso es investigado por la UFI Delitos Especiales, al mando del fiscal Renato Roca.