Fue un minuto. Ese fue el tiempo que estuvieron dos sujetos bien vestidos y para nada nerviosos en el interior de la casa de Alicia María Teichmann, una empleada administrativa de un sanatorio privado de 58 años que vive en Villa Lliver, Rawson. Los ladrones sorprendieron a la mujer cuando cerraba su garaje y uno de ellos forcejeó con ella, lastimándola en el rostro, la espalda y los brazos. Ante los gritos desesperados de Teichmann, los ladrones agarraron su cartera y huyeron en auto con los 3.000 pesos que tenía para irse de vacaciones en febrero, contó ayer la víctima.

El asalto ocurrió a la 1 en calle Valencia al 351. Antes del robo, la mujer había estado mateando con su pareja y una hermana. Pero luego el hombre se fue a un asado y Teichmann tuvo que llevar en auto a su hermana hasta su casa, comentó.

Después, estacionó su coche, cerró el portón, ingresó a su casa y dejó la puerta abierta, porque iba a buscar un candado para asegurar el garaje.

Ahí fue cuando los dos sujetos -a cara descubierta-, la sorprendieron. Uno la tomó y la llevó hasta su pieza y la tiró al piso. En el suelo, el ladrón trató de taparle la boca a la empleada para que no gritara y la lastimó. Desesperada, la mujer le agarró los testículos al delincuente para que la soltara, pero fue inútil.

Al minuto, los ladrones corrieron hasta la esquina donde los esperaba un auto y escaparon con la cartera con los 3.000 pesos, un celular y documentación.

"El dinero era mi sueldo y el aguinaldo, y lo iba a usar para irme de vacaciones en febrero. Pero ahora no voy a poder ir a ningún lado", contó indignada.