Una joven madre argentina y su pareja fueron condenados en Brasil a penas de entre 34 y 37 años de cárcel por las torturas y el asesinato del pequeño Martín Alexander Figueredo, de tres años, fruto de una relación anterior de la mujer.

El juicio se realizó este jueves en la localidad brasileña de Barracao y el fallo se conoció en la madrugada de este viernes.

La pena mayor recayó sobre el padrastro del menor, Paulo Hernán Alvez, de 25 años, quien deberá cumplir una pena de 37 años y dos meses de prisión en un régimen penitenciario cerrado. La madre de Martín, Fernanda Fidelina Vázquez, de 24 años, fue juzgada en ausencia, y recibió una condena de 34 años, dos meses y dos días de cárcel.

La joven está prófuga desde el mes de octubre, cuando huyó del penal de Santo Antonio Do Sudoeste, donde cumplía la prisión preventiva, acusada de torturas y homicidio.

La pareja residía en Misiones pero de un día para otro desapareció. A los abuelos paternos de Martin, que residen en Eldorado, le dijeron que se iban a radicar en la localidad de Pozo Azul, pero desaparecieron sin dejar rastros.

La familia del pequeño recién tuvo noticias en abril del año pasado. Un domingo, el pequeño fue derivado desde la localidad brasileña de Bom Jesús al Hospital de Barracao, en la frontera con Argentina, con graves heridas.

La madre y su pareja dijeron que el chico había sufrido un accidente doméstico y golpeó su cabeza contra la cabecera de una cama. Los médicos dudaron de esa versión porque el pequeño presentaba lesiones que no eran compatibles con una caída.

La autopsia reveló que el chico era víctima de constantes golpizas, malos tratos y una deficiente atención por parte de la pareja. Los médicos constataron un traumatismo de cráneo pero también una hemorragia abdominal aguda. Además, en su cuerpo se hallaron numerosos hematomas, lesiones que ponían en evidencia la crueldad con la que era tratado.

Acorralada por las evidencias, Fernanda buscó descargar toda la responsabilidad sobre su pareja. Dijo que Alvez solía agredir al niño por cualquier motivo, incluso cuando lloraba porque tenía hambre. El joven, en tanto, se justificó al confesar que solía “perder la cabeza” y golpeaba al chico. Además, sostuvo que la madre también lo agredía.

El joven, que en Bom Jesús trabajaba en el reparto de diarios, contó que ese domingo cerca del mediodía golpeó a su hijastro al verlo revolver productos fitosanitarios.

En esas circunstancias le dio varios golpes en la zona abdominal y el pecho. Alvez dijo que después de eso Martín empezó a vomitar, se hizo encima y se empezó a marear. Es por eso que le dieron una ducha en un intento por reanimarlo, pero su situación era cada vez peor.

El pequeño empezó a desmayarse y tenía dificultades para respirar, por lo que decidieron llevarlo al hospital, donde arribó ya sin vida.

Desde la Fiscalía señalaron que el chico sufría diversas formas de castigo, entre ellas mordidas, patadas, golpes de puño, y responsabilizó a la madre y su pareja por esos hechos.

Fuente: Clarín / La Voz