Hacía dos días que tenía de vuelta su celular luego de un paso obligatorio por el taller de reparación por una travesura de su hijo de 6 años. Pero tan pronto como volvió a sus manos la joven madre volvió a quedarse sin el aparato, de la manera más impensada y violenta, porque un delincuente logró quitárselo recién cuando venció su resistencia al darle un fuerte golpe con algún objeto contundente (tal vez un trozo hierro) que le destrozó uno de los huesos de su antebrazo derecho. Conseguido su objeto, el ladrón montó en la moto en que lo esperaba su cómplice y ambos desaparecieron del barrio.

El hecho que tuvo como víctima a Carolina Fajardo (24 años) ocurrió el miércoles alrededor de las 22 en el interior del barrio El Pedregal, en Chimbas.

La joven recordó que esa noche había salido de la casa de su novio hasta un kiosco que queda a unas tres cuadras, para imprimir la tarea escolar de su hijo.

"Ya volvía del kiosco cuando siento que me agarraron de atrás y me manoteaban el celular. Pero yo no lo solté y forcejeamos, hasta que me pegó con algo y del dolor lo solté. Estaba todo iluminado pero no se veía nadie en la calle, los vecinos recién salieron cuando escucharon mis gritos", dijo la joven.

Las cosas en la vida de Carolina no son fáciles. Empezó a trabajar de vendedora ambulante de medias y bolsas para basura, cuando nació su pequeño. Y con ese trabajo pudo lograr la mantención de ambos, porque el padre del chico no le ayuda, dijo.

El teléfono que le robaron es un Samsung J7 Prime, que era fundamental para las tareas del niño en esta época de cuarentena en que no van a clases.

"En este barrio son comunes los robos pero nunca pensé que me podía pasar algo así. Me han roto el hueso más delgado del brazo y parece que me lo dejaron bastante dañado porque el médico me dijo que me van a tener que poner clavos. La verdad que te da bronca que un delincuente te deje así, media inútil", dijo la joven.

En la Policía buscan testigos y pistas para poder dar con los "motochorros".