Cuando empezaron a mudarse, en noviembre de 2018, los delincuentes aprovecharon para llevarse lo que pudieron: puertas, ventanas, las herramientas y materiales que los vecinos usaban para los cierres perimetrales y otras obras que les dieran seguridad en ese barrio, el Margarita Ferrá, situado en Hipólito Yrigoyen, entre las calles 5 y 6, en Pocito. Cuando empezaron a habitar, el botín fue todo lo que quedaba afuera: ropa y calzado tendido en el fondo, herramientas, bicicletas, garrafas, hasta una reja lista para instalar y una moto engrosaron la lista de cosas robadas. Y por estos días las cosas han empeorado en ese barrio, pues a los ladrones ya no les importa que los dueños de casa estén en su morada: días atrás, tres sujetos se metieron a un domicilio donde dormía la madre de la dueña de casa con otra joven, también familiar. Y la mujer mayor se hizo la dormida para que no le hicieran nada, luego de escuchar que habían forzado la puerta: ropa, calzado, aparatos y hasta $20.000 ahorrados para una intervención quirúrgica, engrosaron el botín.

El jueves pasado otra vez se metieron, pero un perro fue clave para poner en fuga al delincuente. El que finalmente cayó fue un chico de 16 años. Sobre las 22 del domingo, dos vecinos que llegaban de trabajar lo vieron meterse derecho a una casa de la manzana H, le avisaron al dueño y también a otro vecino que es policía. Y lo atraparon en el fondo con una mochila lista con ropa y calzado que intentaba sustraer.

Por ser menor, el chico recuperó su libertad enseguida pero a los vecinos los indignó que, horas después, alrededor de las 4 de ayer, otro de sus hermanos huyera luego de ser avistado por otros vecinos metiéndose en otra vivienda. Ambos sospechosos tienen numerosos familiares que usurpan una casa situada en la misma propiedad del barrio, que es del dueño de la finca que vendió al IPV el terreno para poder construir las 192 casas de ese conglomerado.

Toda esa dramática realidad fue descripta por vecinos que pidieron reserva de su nombre por temor a represalias. También lo confirmaron fuentes policiales.

"Ahora tenemos uno o dos robos por día y ya no se puede vivir así. Entre los vecinos hacemos turnos de noche, desde nuestras casas, para vigilar. Ya veremos cómo nos organizamos mejor, pero por ahora es una de las respuestas que tenemos para este problema, porque hemos pedido patrullajes y mandan los autos con policías, pero de día y nosotros los necesitamos de noche", dijo ayer el secretario de la Unión Vecinal del Barrio Margarita Ferrá, Sergio Morales. Y remató: "yo hace dos días que no duermo".